La sucesión de Pedro Sánchez al frente del Partido Socialista es algo que siempre provoca polémica, porque una parte de la realidad nos dice que el actual presidente del Gobierno y secretario general del partido no podrá seguir mucho tiempo ahí así: menudo otoño se le viene encima.
"Y nuestros 'zetas' ¿dónde están?". La pregunta la hizo, casi finalizando la presentación de un libro en Vitoria, un hombre en la mitad de los cincuenta, que luego me dijo ser autor de un volumen, no publicado aún, sobre la sociedad civil.
Los dos informes publicados recientemente -uno por el Comité de Sabios Europeos y otro por la Universidad Pontificia Comillas- han confirmado lo que ya se intuía: el apagón que paralizó España el pasado mes de abril fue el más grave registrado en la historia reciente de la Unión Europea y, probablemente, del mundo.
No estaría en su sano juicio quien hubiera creído que el Gobierno de Netanyahu permitiría que se saliera con la suya la ONU flotante que navegaba hacia Gaza con la publicitada intención de prestar solidaridad y ayuda humanitaria a la torturada población civil del enclave arrasado a sangre y fuego por el Ejército de Israel.
A la espera de conocer sí la organización terrorista Hamas acepta el plan de paz sobre Gaza que impulsa el presidente norteamericano Donald Trump, los partidos de la izquierda española agrupados en Sumar y también Podemos han decidido ya que hay que rechazarlo movilizando a sus seguidores para que hagan lo propio manifestándose en las calles.
Conste que no comparto eso de que Pedro Sánchez sea un delincuente así, sin más.
El campamento de Bernedo, en Álava, organizado por la asociación Sarrea Euskal Udaleku Elkartea, ha causado un gran revuelo, que podríamos resumir en este titular que apareció en El Correo: "Los monitores iban desnudos y se duchaban con nuestras hijas e hijos en el campamento".
Cuando, en 1983, el ciudadano francés Segundo Marey fue secuestrado, confundido por Interior con un miembro de ETA, la banda terrorista desarrollaba casi sin límites su actividad criminal.
Se detecta una general complacencia con el llamado plan de Trump y Netanyahu para la pacificación de Gaza.
En Marruecos están pasando cosas a las que deberíamos prestar atención. Nuestros vecinos del Sur tienen problemas.
Era difícil la reacción del Gobierno de Pedro Sánchez ante el proyectado plan de paz en Gaza: al fin y al cabo, hasta el momento es un triunfo diplomático para Trump, respaldado por una mayoría de países occidentales.
Hace diez años Podemos, un movimiento de masas reconvertido en partido de estructura e ideario comunista, llegó a tener 44 diputados con un porcentaje de apoyo electoral del 20,68%.
El calendario constitucional vuelve a chocar con la práctica política de Pedro Sánchez.
El incendio de la Sierra Norte de Guadalajara va a hacer diez días ardiendo y quemando hectáreas, pero hasta el domingo ni siquiera asomó por la televisión.
El Gobierno de Sánchez ha vetado el paso por las bases militares de Rota y Morón de material bélico de Estados Unidos con destino a Israel.
Es bastante difícil saber cuántos parados hay en España. Tan complicado como llegar a conocer cuantos cientos de asesores ha nombrado este Gobierno para que les aconsejen a los ministros, les orienten, o les hagan saber los peligros de determinadas medidas que pueden concluir en un desastre.
El bloqueo de la política española continuará mientras no se resuelva el problema principal: la acreditada falta de voluntad de pacto por parte de Pedro Sánchez.
Resulta casi brutal leer este titular en un periódico: "Sánchez incumplirá mañana por tercer año seguido el deber de presentar el presupuesto en el plazo que da la Constitución".
Los lobbies o grupos de interés o de presión son tan antiguos como la vida misma.
Obviamente, no todo es paz en nuestras fuerzas políticas, por otra parte tan inamovibles.
La advertencia de Cristina Herrero, presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), debería haber encendido todas las alarmas políticas y económicas.
La Constitución (Art. 134) establece que el Gobierno debe presentar los Presupuestos al menos tres meses antes de que finalicen los anteriores.
Siempre he pensado que una de las carencias de nuestra Constitución es no regular la limitación de los mandatos presidenciales a un máximo de ocho años consecutivos, como ocurre con tantas leyes fundamentales de países europeos y americanos.
Malos tiempos para quienes nos creemos el funcionamiento del Estado de Derecho sobre normas preestablecidas.