Resulta casi brutal leer este titular en un periódico: "Sánchez incumplirá mañana por tercer año seguido el deber de presentar el presupuesto en el plazo que da la Constitución".
Pero, lamentablemente, así está la situación: el artículo 134 de la Constitución, que ordena presentar las cuentas generales del Estado precisamente en estas fechas, se incumplirá por parte del Gobierno un año más. Se incumplirán también muchas promesas y vaticinios. Y no ocurrirá nada, que es lo realmente sorprendente.
¿Puede un Gobierno mantenerse en el poder sin Presupuestos? Ya hemos visto que puede. ¿Puede hacerlo moralmente, incumpliendo palmariamente la Constitución? Más de una vez he dicho que, cuando un periodista puede acusar al Presidente del Gobierno de no cumplir la Constitución (y no solo, por cierto, en el tema presupuestario) y no les ocurre nada ni al presidente ni al periodista, es que algo muy anómalo ocurre en un país. Y en pocas horas volverá a suceder.
La clave no es la carencia de esas cuentas del Estado, que reiteradamente se desarrollan solo parcialmente (cuando existen, claro). La clave es la demostración de que un Ejecutivo puede seguir funcionando sin esas directrices básicas de control que son los Presupuestos por los que, en teoría, debe regir su actividad. Es como si emprendemos un trayecto sin plan de viaje, sin tener ni idea de cómo nos vamos a desplazar ni con quién, ni cómo lo vamos a pagar, ni siquiera de a dónde nos dirigimos exactamente. ¿Es ese el rumbo actual de la nave del Estado?
En teoría, la ausencia de Presupuestos (y más si es por tercer año consecutivo) restaría legitimidad a un Gobierno para seguir ejerciendo como si tal cosa. En el caso español hemos normalizado lo que simplemente es anormal hasta el punto de que ya nadie parece extrañarse ante flagrantes incumplimientos, violación de compromisos y saltos sin complejos de 'líneas tojas' que son básicas para la democracia. Por mucho menos que esto en otros países europeos (Alemania, Portugal, Francia, Reino Unido) se han sometido los primeros ministros a cuestiones de confianza o/y han convocado elecciones. Aquí, simplemente, no. Y entiendo que ya no es preciso extenderse mucho más sobre esto: ¿es que nada va a ocurrir?
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