Ha caído en mis manos la edición francesa del libro de Juan Carlos I; apenas he leído unas páginas, además de lo que conozco que vienen publicando los periódicos.
El disputado informe de la UCO (Guardia Civil en funciones de policía judicial) analiza con quirúrgica precisión las contrataciones formalizadas en tiempo de pandemia por parte de la Comunidad Autónoma de Canarias cuando estaba presidida por el actual ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres.
Creer en la polìtica es resistirse a aceptar que no hay otra forma de hacer polìtica y que quienes nos gobiernan lo hagan desde la irresponsabilidad y la negativa a asumir responsabilidades políticas.
Bruselas, definitivamente, ha perdido el rumbo. Es la única razón que se me ocurre antes las decisiones tomadas en los últimos años y que han afectado gravemente a sectores clave de la economía europea, como el automóvil o el campo, pilares tradicionales de la competitividad continental.
Se va Carlos Mazón (tarde), abrasado por su nefasta gestión durante las horas cruciales de la riada que asoló buena parte de la Comunidad Valenciana dejando en el aire un alegato que más que justificarle describe su incompetencia.
No aguantaba más, dijo Mazón al anunciar su dimisión en diferido. ¿Acaso está comparando su sufrimiento personal por lo ocurrido con el de las víctimas de la dana? ¿Se está disculpando por abandonar, aunque lo hiciera todo bien mientras que los demás lo hacían todo mal?
La frase de Mafalda, personaje creado por Quino (Joaquín Salvador Lavado) le sirve a Pedro Ruiz para titular su último libro.
Leo, con cierto escándalo, una entrevista periodística a una muy joven dizque periodista, o quizá politóloga, acogida por varias teles, quizá por sus ideas tan radical como sin mesura expresadas: en esta entrevista, con foto colorida y en contraportada, nada menos, la osada, sin cortarse un pelo, dice que su personaje favorito en la derecha es Felipe González.
La decisión del Consejo de Seguridad de la ONU que respalda la posición de Marruecos sobre la autonomía del Sahara Occidental bajo soberanía de Rabat traerá consecuencias.
El peor enemigo que tiene la lengua española en el mundo, hablada ya a pesar suyo por mas de 660 millones de personas es el director sanchista del Instituto Cervantes, García Montero, "arrecogido" y bien cebado allí por el caudillo tras haber dejado a IU en Madrid sin un solo concejal.
Creo que consta que el aún fiscal general del Estado, Alvaro García Ortiz, ha querido tirar la toalla, marcharse, varias veces en los últimos meses de agonía.
Lo que nació como una medida excepcional para afrontar una emergencia sanitaria se ha convertido, tres años después, en el salvoconducto perfecto para el gasto público discrecional.
Hay etapas en las que un país parece preferir mirar hacia atrás antes que seguir preparando el futuro.
El jueves se celebró en el Senado un debate sobre el estado de la nación en formato de comisión investigadora.
Habrá quien diga que, si uno muestra su extrañeza ante la ausencia clamorosa de Núñez Feijóo reaccionando ante la vergüenza que fue la sesión de la comisión sobre la corrupción en el Senado, lo que está en el fondo es elogiando, por exclusión, el papel jugado por el presidente Sánchez.
En ocasión de despedirse del presidente del Gobierno que le había emplazado a dimitir al trascender una antigua demanda de la Agencia Tributaria posteriormente resuelta el ya ex ministro de Cultura Máximo Huerta que había durado siete días en el cargo contaba tras el encuentro el estupor que le había producido la entrevista.
Ciertamente, todo el conjunto del llamado 'caso Koldo', en el que gentes como Ábalos e incluso, aunque no tan directamente, Santos Cerdán, se ven salpicados hasta empaparse, es una vergüenza.
En España tenemos una larga experiencia sobre la politización del dolor, y su aprovechamiento.
En su afán por controlar la justicia y a los jueces, el ministro Bolaños está tratando de meter a mil jueces por la puerta de atrás y a los fiscales por la gatera.
El todavía presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es más descifrable por lo que calla que por lo que habla.
Los gestos de los tiranos se repiten a lo largo de la historia. Si está a su alcance, acaban con la vida de quienes denuncian sus crímenes y, si han conseguido escapar de sus garras, les condenan a un castigo inicuo: la retirada de la nacionalidad.
Las cosas de la política española son imprevisibles, como se sabe.
Un año han tardado quienes nos gobiernan en ponerse de acuerdo para celebrar un funeral de Estado en memoria de las 229 personas fallecidas en la riada provocada por la dana del 29 de octubre de 2024 en la Comunidad Valenciana.
La mirada retrospectiva al desastre del 29 de octubre deja mucho que lamentar y, al menos en lo referente a la trilogía redentora de la catástrofe (verdad, justicia y reparación), nada que celebrar.