Es sabido -Benjamín Franklin dixit- que de la muerte y los impuestos nadie se libra. Pero en relación con los impuestos hay épocas en las que Hacienda se ensaña con los contribuyentes porque tienden a ser confiscatorios.
Visto cuanto acontece en el diario devenir de nuestro país en orden a las carencias que se detectan en algunos de los servicios públicos que presta el Estado, sobre todo en materia de Sanidad y Educación, la campaña de la Agencia Tributaria: "Lo que das vuelve" -lo que das cuando pagas impuestos vuelve a ti. "Vuelve a todos"- señala una realidad a medias.
Está muy extendida la sensación, por no hablar de certidumbre, de que Hacienda nos fríe a impuestos. Y sin apenas margen de defensa en casos de discrepancia al respecto de las cantidades a pagar porque, como denuncian desde la plataforma Movimiento de Contribuyentes en Acción: "Se recauda por omisión, se castiga sin juicio y se obliga a pagar para poder defenderse. Todo ello sin que existan mecanismos claros de transparencia, rendición de cuentas o reparación del daño causado". Vamos, que Hacienda tiene la sartén por el mango y pobre de aquel que ose discrepar enfrentándose a su brazo ejecutor: la Agencia Tributaria. La mencionada plataforma explica así la motivación que les impulsa a señalar la prepotencia que, no pocas veces, desemboca en arbitrariedad. Prepotencia que -según dicen- no distingue entre error y fraude, ni entre impago por descuido y una evasión deliberada.
Hacienda recauda más que nunca y en no pocas ocasiones el destino final de los impuestos recaudados se pierde en los meandros de una Administración elefantiásica -en España hay más funcionarios que nunca. No solo la estatal. Según los datos del propio Ministerio de Hacienda son más de 4.800 los entes y empresas dependientes del Gobierno central, las autonomías, los ayuntamientos, las diputaciones y los cabildos. También chiringuitos derivados de compromisos políticos relacionados con algunos de los paradigmas ideológicos del momento conectados con la izquierda o la derecha. Demasiadas cuerdas para un violín que desafina en orden a devolver servicios a cambio del pago de impuestos.
Madrid Actual no se hace cargo de las opiniones de sus colaboradores, que no tienen por qué coincidir con su línea editorial.