Hacer el Camino de Santiago en verano: lo que debes tener en cuenta

Hacer el Camino de Santiago en verano: lo que debes tener en cuenta

Hacer el Camino de Santiago en verano es una experiencia inolvidable, pero también un reto que hay que preparar con cabeza.

Julio y agosto son los meses más populares para recorrer las rutas jacobeas, especialmente el Camino Francés y el Portugués, pero el calor, la alta ocupación y otros factores pueden marcar la diferencia entre disfrutar la ruta o sufrirla.

1. El calor no perdona

Aunque el norte de España suele asociarse a temperaturas suaves, en verano puede sorprender. En algunas zonas, como Castilla y León, el termómetro supera fácilmente los 35 °C. Lo mejor es madrugar, incluso empezar a caminar antes del amanecer, y terminar la etapa antes del mediodía. Ropa transpirable, gorra, gafas de sol y una buena hidratación serán tus mejores aliados para evitar golpes de calor.

2. Mucha gente en el camino

El verano es sin duda la época con más afluencia de peregrinos. Hay un ambiente animado y multicultural, pero también se traduce en albergues y alojamientos con alta ocupación, especialmente en los últimos 100 km del Camino Francés, desde Sarria.

Contar con una agencia que gestione la logística puede ser un gran alivio. Santiago Ways, especializada en viajes organizados por el Camino de Santiago, se encarga de que tengas alojamiento reservado, traslado de equipaje, asistencia en ruta y más. Así puedes concentrarte en caminar y disfrutar del viaje, sin preocuparte por los detalles.

3. Elige bien tu ruta

No todas las rutas ofrecen la misma experiencia, y en verano esto se nota aún más. Caminos como el del Norte o el Primitivo son más frescos y menos concurridos, aunque también más exigentes físicamente. Si prefieres una opción intermedia, el Camino Portugués desde Tui (o incluso desde Oporto) puede ser ideal: menos masificado y con un entorno muy agradable.

El equipo de Santiago Ways ofrece asesoramiento personalizado para ayudarte a elegir la ruta más adecuada según tu nivel, días disponibles y tipo de experiencia que buscas.

4. Menos peso, más libertad

Cargar con una mochila pesada en pleno verano puede arruinar la experiencia. Muchos peregrinos optan por llevar lo justo y contratar un servicio de transporte de equipaje. Así puedes caminar cómodo, llevando solo lo esencial: agua, protección solar, algo de comida y una chaqueta ligera.

5. El Camino también es cultura y gastronomía

El verano es temporada de fiestas patronales en muchos pueblos del Camino. Aprovecha para sumarte a las celebraciones, probar productos locales y disfrutar de la gastronomía regional. Desde un pulpo a feira en Galicia hasta un vino tinto de La Rioja, cada parada tiene algo único. Los itinerarios organizados por esta empresa suelen incluir recomendaciones gastronómicas y culturales que elevan la experiencia más allá de lo físico.

Hacer el Camino en verano puede ser una de las mejores decisiones de tu vida, si lo preparas con cariño y sentido práctico. El calor, las multitudes y el esfuerzo físico no tienen por qué ser un obstáculo, sino parte de la aventura… siempre que sepas cómo gestionarlos.

Porque al final, el Camino no se trata solo de llegar a Santiago, sino de cómo llegas y lo que vives en cada paso.

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