Crítica de 'Godzilla'

Mucho se había cuestionado la nueva visita al mundo de los monstruos japoneses de antaño, por el director de origen bávaro Roland Emmerich (entre ellos un servidor) midiendo la escasa mentalidad alemana para aquella antigua visión oriental del scifi en Japón.
Ahora más de quince años después es un británico de nombre Gareth Edwards (nada que ver con monstruos del esférico, pero si habituado a tristes historias de Monsters) el que recupera a otro Godzilla lleno de polvo del pasado. Y tanto que sí, casi no se le ve con la medida amplificada que posee en este histriónico reboot, bien podría considerársele un monstruo fantasma durante gran parte del largometraje.
Se supondría que un filme calificado de blockbuster por su ámbito comercial y de presupuesto, debería incluir por añadidura la diversión y acción a raudales, pero no por mucho efecto especial acaparador y digitalizado es garantía de ello. Más al contrario, me aburrió monstruosamente. Ni las estrellas de nivel ni el argumento cercano a la denuncia ecológica, me subyugó lo suficiente para deambular de un lado a otro de la butaca en las casi dos horas de duración. Argumento sencillo y sin preguntas devastadoras a las que someter a la conciencia, tan solo una serie B con desembolso de dinero y consumo de palomitas para los espectadores ávidos de historias plano.
Dicho y hecho, este Godzilla de 2014 está desproporcionado, pues la cultura japonesa cinematográfica pega dos enormes saltos sin red en esta producción norteamericana. Uno a lo ancho (no me refiero al supuesto sobrepeso con el que se ha calificado al reptil en la orilla oriental) sino al cambio de aires desde la costa de una atomizada Tokio hasta la capital del oeste del Pacífico, la bella San Francisco envuelta en tinieblas. Es que casi no se ve.
Otro, a lo alto por el aumento binario de las proporciones y derrumbe de edificios, convirtiendo a esta ciudad en un apocalipsis de visión nocturna, entre humo y polvo, generado por monstruos radiactivos y salvadores de última hornada. Quizás, hubiera dado más de sí la historia en la medio selvática Hawaii o en el mismísimo desierto cercano a Las Vegas. Por tanto, aquí es dónde se ha ido la gran parte del presupuesto destructivo y poco visible del monstruo. A mayor gloria de oleadas de jóvenes, impetuosos de sumar nota a su calificación.
Sin ser muy seguidor de las series ni de la afamada Breaking Bad, si puedo decir que Bryan Cranston lleva una carrera desigual en la gran pantalla. Aquí como casi todos los protagonistas humanos pasa desapercibido, pero da la talla mínima. De Aaron Johnson y Elizabeth Olsen, en cambio, se puede observar un desvío de sus carreras hacia productos más comerciales y menos cualitativos (ambos serán superhéroes en la nueva entrega de Los Vengadores), el dinero juvenil llamando a sus puertas. En fin, hacer referencia a la aportación oriental a este Godzilla americano, con un Ken Watanabe representando a la distribuidora Toho Pictures.
Humanos meros espectadores del espectáculo de destrucción y desvarío atómico, ni siquiera se ven demasiados caídos por los pisotones o mordiscos de las tamañas monstruosidades. Las bajas o la sangre no son bien recibidas en éxitos para públicos menores de edad.
Si es reseñable la participación bélica de todas las Fuerzas Armadas, con diferentes secuencias de ejército navegable o piruetas aéreas que no pasan más allá de mero espectáculo de masas y héroes por la patria. Otro pequeño lujo, para monstruos enormes como casas, compuestas por vastas losas de granito o "ladrillo" en derrumbe. Mosquitos defenestrados en la pantalla, entre gruñidos supuestamente espantosos y figuras enormes moviéndose a velocidad de caravana en hora punta. ¡Ah, se me olvidaba! El 3D... no hay consideración por mi parte.
En este tramo catastrófico, no quería hacer uso de una palabra de moda entre los entendidos en el universo japonés de los monstruos devastadores o protectores de la humanidad. Pero, como no soy demasiado fiel a mis consideraciones iniciales, voy a caer en la tentación.
¡Válgame, "dios"zilla! Con los risibles kaijus hemos topado.
Floja *