Recuperando el sonido de los órganos venecianos del XVIII para Vivaldi

Recuperando el sonido de los órganos venecianos del XVIII para Vivaldi

VIVALDI: Il Suono Ritrovato, obras con órgano obligado. Giulio de Nardo, órgano y dirección musical. Claudio Rado, violín. Priska Comploi, oboe. Francesca Ascioti, contralto. Sestier Armonico. IN AURES CD 2501. 1 CD

Nos hemos ocupado en estas líneas, en ocasiones previas, de facetas menos habituales de Vivaldi, en concreto las operísticas, porque clásicamente asociamos al “Prete Rosso”, con toda la razón, con los instrumentos que mejor dominaba y para los que más escribió: los de cuerda, especialmente el violín, pero también la viola y el violonchelo. Llega ahora a nuestras manos un disco del recién creado sello In Aures en los que el organista italiano Giulio de Nardo, colaborador habitual de grupos bien conocidos en la interpretación históricamente informada del barroco italiano como la Orquesta Barroca de Venecia o La Cetra, presenta una colección de obras en los que un Vivaldi prescribe la participación obligada del órgano. 

Dice bien el gran experto en Vivaldi Michael Talbot, en su muy enjundioso artículo del espléndido y muy documentado folleto que acompaña el presente disco (uno de sus puntos más fuertes) al señalar que la relación de Vivaldi con los instrumentos de tecla ha estado muy “por debajo del radar”, que es tanto como decir que ha pasado muy inadvertida. Apunta Talbot, con buen fundamento, que el autor de “Las cuatro estaciones”, además de dominar el violín y la viola, sabía sin duda tocar instrumentos de teclado, algo que formaría parte de su bagaje como profesor, especialmente en lo tocante a la preparación de cantantes. Entre esos instrumentos de tecla se encontraban, con toda seguridad, el clavecín y la espineta, pero también órganos de variado diseño y complejidad, desde los pequeños y portátiles hasta los más grandes instalados de forma permanente en lugares concretos. Al contrario que los órganos alemanes de la época, que disponían de un teclado completo en la pedalera (lo que permitía una línea melódica con total independencia, como encontramos a menudo en las obras de Bach o Buxtehude), los órganos italianos, como los franceses, apenas disponían de unas cuantas notas en los pedales destinadas a proporcionar soportes puntuales en la línea del bajo. 

250626 il suono ritrovato cover 1

Y en la utilización de dos instrumentos históricos italianos, y lo que ello supone de belleza y especial colorido tímbrico, reside quizá el otro gran punto de interés del disco que se comenta. De Nardo emplea un órgano veneciano anónimo del siglo XVIII, perteneciente a una colección privada, con un pedalero corto (9 notas) y 11 registros, y un instrumento construido por Giacinto Pescetti en 1732-33 para la Iglesia de los Santos Biagio y Cataldo alla Giudecca en Venecia, pero luego trasladado a la Iglesia de San Juan Apóstol en Polcenigo, que cuenta con 15 registros y un pedalero algo más extenso (18 notas; por comparación la extensión de la pedalera en muchos órganos barrocos alemanes suele ser de 27-29 notas, en algunos hasta de 32). El folleto contiene detallada información e imágenes sobre ambos instrumentos. 

Las obras seleccionadas por De Nardo para este viaje vivaldiano por el teclado, aunque “obligan” a la participación del órgano, tienen como protagonistas al oboe y el violín, además de la voz humana en uno de los casos. Como apunta Talbot, los amantes del teclado se lamentarán con razón de que el cura pelirrojo no haya dejado conciertos con algún instrumento de tecla como solista exclusivo. Pero, como también recuerda, dados los descubrimientos de las últimas décadas en relación con Vivaldi, no hay que descartar que en algún momento asume alguna obra concertante para teclado hoy desconocida.

Del doble protagonismo de oboe y violín junto al órgano son buena muestra el Concierto RV 554 en do mayor y, sobre todo, la Sonata RV 779 (con chalumeau, un precursor del clarinete, ad libitum). El resto del programa lo componen conciertos para violín, órgano, cuerdas y continuo (RV 541 en re menor, RV 767 en fa mayor, RV 766 en do menor y RV 542 en fa mayor), y se incluye también, porque también tiene parte de órgano obligado, el aria de Holofernes “Noli, o cara, te adorantis” perteneciente al oratorio “Juditha Triumphans” RV 644.

Las lecturas de De Nardo son estupendas, precisas en lo técnico y con impecable adecuación estilística, como cabe esperar en alguien de tan sólida preparación en el campo de la interpretación históricamente informada. Cuenta con correcta contribución de Claudio Rado, Priska Comploi y Francesca Ascioti, y de su propio grupo, Sestier Armonico, que De Nardo fundó en 2021. Y sin duda, el disco, grabado y editado de forma sobresaliente, cumple sobradamente su propósito de recuperar el color tímbrico peculiar que esos órganos venecianos del XVIII traían a esta música. Por lo demás, y como concluye Talbot, la belleza y frescura, tratándose de Vivaldi, están garantizadas.  

Publish the Menu module to "offcanvas" position. Here you can publish other modules as well.
Learn More.