El dramaturgo José Luis Alonso de Santos: “No creo que las nuevas tecnologías cambien mucho la esencia del teatro”

El dramaturgo José Luis Alonso de Santos: “No creo que las nuevas tecnologías cambien mucho la esencia del teatro”

Fernando Hoyos de Jesús, @estaciondecult

Autor de algunas de las obras más representativas del Teatro Español contemporáneo –“Bajarse al moro” (1985), “La estanquera de Vallecas” (1982), “El álbum familiar” (1982)–, José Luis Alonso de Santos (Valladolid, 1942) es una de las personalidades teatrales más reconocidas de la escena. Sus obras son reconocidas por su capacidad para conectar con el público mediante la representación de personajes marginales y un lenguaje aparentemente espontáneo, pero que esconde una reelaboración cuidadosa.

José Luis ha sido catedrático de Escritura Dramática, director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y de la Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid. Ha dirigido obras de autores clásicos como Calderón, Plauto, Lope de Vega, adaptaciones teatrales de novelas como “El Buscón” de Quevedo, y muchas de sus obras. También se ha dedicado a la investigación teatral en libros como “La escritura dramática” (1998) y “Manual de Teoría y Práctica Teatral” (2007). En su vida dilatada como autor, ha escrito obras de teatro, guiones de cine, series de televisión, narrativa infantil y novelas.

Ha sido galardonado con variados premios, entre los que destacan el Nacional de Teatro, Ciudad de Valladolid, Tirso de Molina, Mayte y el premio Max. Este año ha recibido la Medalla de Honor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), por su vinculación a la institución, pues se licenció de sus cuatro carreras en esta universidad y comenzó sus andaduras teatrales en grupos experimentales universitarios. En 1971, la UCM lo designó director del grupo universitario Teatro Libre. Con motivo de este reconocimiento Madrid Actual ha contactado con él para repasar su trayectoria y hablar sobre su nuevo proyecto, un montaje de la tragedia “Numancia” de Miguel de Cervantes.

PREGUNTA-: Trabajó con el grupo Tábano y en el Teatro Experimental Independiente (TEI). ¿Qué aprendió de aquella etapa?

RESPUESTA-: Aprendes cosas siempre, a lo largo de toda tu vida. Cada etapa corresponde a una edad y a unas circunstancias. En mi primera etapa, después de la Universidad y de estudiar en el Teatro Estudio de Madrid, hice muchas cosas en estos grupos de teatro. Sobre todo me formé y aprendí la práctica teatral; la práctica del oficio, digamos. De los grupos de teatro, además de Tábano y el TEI, el más importante para mí fue Teatro Libre, con el que estuve ocho o nueve años. Hice mis principales montajes de aquella época, y todo fue bastante bien.

P-: ¿Cómo ve el papel de las nuevas tecnologías en la escena teatral contemporánea? 

R-: Al teatro, lógicamente, se va incorporando la tecnología. Por ejemplo, lo que más ha mejorado desde los comienzos ha sido la iluminación. Al principio se hacía con luz del sol o con faroles, o velas, o yo qué sé. Luego se añadieron los focos, y ahora se utilizan ordenadores, equipos de luces... La iluminación se ha vuelto cara y muy complicada. Por otro lado los micros se van incorporando bastante bien al teatro: al principio no daban buen resultado, pero ahora realmente hay micros directos o indirectos buenísimos. Sobre el resto de las innovaciones tecnológicas, no me gustan las proyecciones: en algunas de ellas uno piensa que, para ver eso, es mejor ir al cine. ¿Qué pasará en el futuro? No tengo ni idea. Lo más importante del teatro es un texto, una dirección y unos actores que interpretan delante de ti, es decir, lo mismo que pasaba en la tragedia griega. No creo que las nuevas tecnologías cambien mucho la esencia del teatro.

P-: Ha recibido la Medalla de Honor de la Universidad Complutense por su contribución al teatro universitario. ¿Qué valor tiene esta forma teatral?

R-: He recibido la Medalla de Honor tanto por lo que hice en aquella época, que dirigí las actividades teatrales y el grupo de teatro de la Universidad Complutense, como en reconocimiento de toda mi vida. ¿Qué es el teatro universitario? Pues otra forma de teatro. Ha habido épocas en las que ha sido más brillante, épocas que ha sido menos… pero evidentemente tiene valor. Entre otras razones, porque el teatro nació en gran parte en la universidad. Los escritores empezaron a escribir sus obras en la universidad, los grandes escritores del Siglo de Oro y los grandes de todos los tiempos. La relación universidad-teatro siempre ha sido importante para mí, pero yo creo que para la historia del teatro y la cultura también.

P-: ¿Cuáles considera que son los rasgos formales predominantes del teatro del Siglo XXI?

R-: No tengo ni idea. Imagino que lo de siempre: los actores y el teatro. ¿Cuáles son los temas? Los temas de la vida, la muerte, el amor… los temas del corazón, lo que nos afecta, lo que no. Yo creo que la historia del teatro es la de los grandes temas humanos llevados al arte teatral, y eso es igual ahora que cuando nació.

P-: ¿Y su estilo en concreto? ¿Cómo definiría su obra?

R-: Los escritores no definimos nuestras obras. Las definen los profesores, los que las estudian… bueno, y cada uno lo relaciona con lo que él conoce. Vuelvo a hablar de etapas. Ahora tengo ochenta y tantos años. Cuando tenía veintitantos el teatro que hacía era muy diferente al que hago ahora, como es natural. Porque el teatro tiene que ver con las vivencias del autor, la respuesta ante la vida… y es muy diferente cuando escribes con 25 años a cuando escribes con 80: tus inquietudes, tu sentido del bien, del mal, de la justicia… Un autor es como un río: al principio escribe como el torrente de la montaña, y luego escribe como el río ancho cerca del mar. El río es el río siempre, pero es muy diferente. Cuando nace es un arroyuelo y luego cuando es mayor tiene menos corriente porque tiene más agua, más años y ya está cerca del mar. Un río siempre es el mismo río, pero cada tramo es diferente. Así es un autor.

P-: ¿Qué consejo le daría a alguien que quiere dedicarse al teatro?

R-: Que se forme muy bien en todas las materias: en las humanísticas, en el arte, en la cultura, en las artes anales del teatro… porque debe estar muy bien formado, debe tener afición y debe serle fácil; es decir, si no tienes cierta facilidad, mejor déjalo. Una vez que tienes todo esto, dependes de que el teatro te elija a ti, no solo tú al teatro. Porque una cosa es dedicarse al teatro aficionado, que eso es muy noble y está muy bien, y otra cosa es querer vivir del teatro y vivir de eso toda la vida. Es muy delicado. Antes de decidirse, hay que pensárselo bien.

P-: Está usted dirigiendo ahora la “Numancia” de Cervantes. ¿Por qué esta obra?

R-: Dirijo ahora “Numancia” porque es una obra muy importante. Es Cervantes, nada más y nada menos, el creador de nuestra lengua –nosotros hablamos la lengua de Cervantes–. Es la primera gran tragedia española, la primera gran tragedia española coral sobre el honor colectivo y la libertad. Grandes temas, gran lenguaje, gran obra. Y muy difícil. Porque todavía Cervantes y el teatro en España estaba en mantillas cuando la escribió, estaba naciendo. Al mismo tiempo es una grandísima obra y es un poco ingenua. La estructura es débil: hay que arreglarla para que comunique hoy. No se trata de representar un museo, se trata de que Numancia sea de entonces y de ahora. Al espectador le tiene que interesar, le tiene que gustar. Esta labor de adaptación es muy difícil, y esa dificultad me ha estimulado. Yo ya he dirigido cientos de horas, he hecho muchísimo teatro y si no fuera una gran obra y una empresa muy complicada e interesante no la haría.

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