El palacio de Liria exhibe un retrato restaurado de los III duques de Alba en diálogo visual con una obra de Rubens de la colección permanente.
La Fundación Casa de Alba ha presentado este miércoles en el palacio de Liria su nuevo programa expositivo anual titulado ‘Obra invitada’, con el que aspira a enriquecer su colección mediante el diálogo con piezas procedentes de colecciones privadas u otras instituciones. La iniciativa permitirá al público acceder a obras de gran valor histórico y artístico que habitualmente no se encuentran disponibles en circuitos museísticos.
La primera entrega de este ciclo expone un retrato inédito de los III duques de Alba, don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel y María Enríquez de Toledo, cedido temporalmente por la colección del duque de Pastrana. Esta pintura se presenta en el Salón Flamenco del palacio, en diálogo con el retrato de Carlos V e Isabel de Portugal realizado por Rubens y perteneciente a la colección permanente de la Casa de Alba.
Con motivo de su incorporación al programa, la obra invitada ha sido restaurada por la propia Fundación Casa de Alba y podrá contemplarse hasta febrero. Esta recuperación permite una lectura renovada de su iconografía y una contextualización dentro de las convenciones del retrato cortesano entre los siglos XVI y XVII.
Durante su intervención, los especialistas dataron la pieza en la escuela española de principios del siglo XVII. El retrato se basa en el modelo perdido de Tiziano sobre los emperadores Carlos V e Isabel de Portugal, del que Rubens realizó una versión que hoy forma parte del legado de la Casa de Alba. Este paralelismo potencia el diálogo iconográfico entre ambas composiciones.
La imagen del III duque resalta su dimensión militar y política, alejándose de su perfil como mecenas y diplomático. Se le representa con armadura de gala, el collar del Toisón de Oro, banda roja de General y bastón de mando. El modelo se inspira en el retrato que el pintor flamenco Willem Key realizó del duque en 1568, cuando gobernaba los Países Bajos.
La figura de la duquesa aporta un fuerte contraste estilístico. Viste saya blanca de damasco con perlas y porta un libro de oraciones. Aunque el retrato fue realizado años después, su indumentaria se ajusta a la moda vigente durante el reinado de la emperatriz Isabel, fallecida en 1539. Se trata del primer retrato conocido de María Enríquez y uno de los pocos que se conservan de la esposa del Gran Duque.
La disposición conjunta de ambas obras en un mismo espacio expositivo invita a reflexionar sobre la evolución del retrato cortesano entre el Renacimiento y el Barroco. A través de este diálogo visual, el visitante puede observar cómo distintos artistas abordaron un mismo modelo iconográfico desde ópticas y épocas distintas.
La obra invitada adquiere especial relevancia por su carácter único: es uno de los escasos retratos dobles de los duques de Alba y el único que se conserva en España. La Fundación subraya que el objetivo de este programa es fortalecer el discurso museístico de la institución y enriquecer el conocimiento del patrimonio histórico mediante el contacto con obras ajenas a su colección habitual.
Con esta iniciativa, el palacio de Liria refuerza su papel como espacio vivo de difusión cultural, abierto al diálogo con otras colecciones y con voluntad de seguir recuperando y mostrando piezas significativas de la historia nobiliaria y artística de España.