Felipe de Luis, autor de 'Sito Presidente': “A Sito no le tenían miedo, a Sito lo querían de verdad”

Felipe de Luis, autor de 'Sito Presidente': “A Sito no le tenían miedo, a Sito lo querían de verdad”

“Terminaba el partido y Sito abría el maletero, cogía los fajos y pagaba a los jugadores a lo que se les debía algo”.

En los años 80 el Club Juventud Cambados, equipo de regional, en apenas cuatro años llegó a convertirse en el tercer presupuesto de los clubes gallegos y a quedarse a las puertas de la segunda división. Sito Miñanco, uno de los narcotraficantes más poderosos del país, era su presidente. El periodista y escritor, Felipe de Luis, nos trae esta maravillosa historia en Sito Presidente (Pepitas de calabaza, 2020)

¿Cómo y cuándo te enteras de esta historia?

Yo hice el camino inverso al que hace la gente: por circunstancias vitales, me fui de Madrid a Galicia hace unos tres años. Mi llegada coincide más o menos con el boom de Fariña (el magnífico libro de Nacho Carretero y la serie). Y fue ahí, en la serie, cuando vi por primera vez alguna referencia al Juventud Cambados. La historia, ya desde el principio, me pareció magnética. Y me puse a investigar: un puñado de tipos humildes, de pueblo, que juegan en campos de tierra, que de repente entran en una vorágine de lujos y derroche de la mano de un narco. El argumento prometía.

¿Cómo surge la idea de escribir el libro?

Como te digo, la historia me atraía, pero no sabía de qué manera abordarla: ¿con un reportaje, con alguna entrevista suelta? Temía además que me saliera algo repetitivo sobre narcotráfico, así que por un tiempo aparqué la idea. Hasta que leí en la prensa el extracto de una conversación entre dos narcos jóvenes, gallegos, que hablaban sobre Sito Miñanco y Manuel Charlín. A este último le pintaban como un vejestorio, alguien anticuado, pero de Sito contaban maravillas, cosas increíbles, como que se fue a jugar un partido con el Cambados contra un equipo de Pablo Escobar. Eran dos narcos que se habían terminado creyendo todas las leyendas que circulaban sobre Miñanco. Ahí me dije: ostras, tengo que hacer algo con esto sí o sí.

¿Te cuesta mucho documentarte? ¿Cómo fue el proceso?

Más que de hemeroteca (que también), tiré de testimonios directos. Así que me planté en Cambados, un lugar cerrado y un tanto desconfiado con el forastero, y me puse a pedir entrevistas. Imagínate: un tío de Madrid, que no tenía ni idea de la historia del equipo... Daba el cante. Pero al final fui construyendo el relato. Hice la mayoría de entrevistas en unos meses y después me puse a escribir. Para esos entonces ya sabía que estaba ante una historia diferente, humana, universal.

¿Te pones en contacto en algún momento con el entorno de Sito Miñanco?

Sí, en primer lugar consigo hablar con su tío, que fue uno de los pilares del club. Es uno de los testimonios centrales del libro. También hablé con algunos familiares más cercanos incluso, y con su abogado de entonces, Gonzalo Boye (el de Puigdemont), pero en esas vías me encontré con más problemas.

Llegó a destituir entrenadores y como cuenta en el libro se llegó a hablar de supuestos sobresueldos de jugadores.

Sito Miñanco estuvo muy implicado en la presidencia del Cambados. No solo llegó a destituir a entrenadores, también a negociar fichajes cara a cara o a defenderse públicamente de acusaciones de amaño. En cuanto al dinero es cierto que hubo sueldos altos, aunque tal vez no tanto como se dice. Y gran parte de ese dinero se pagaba en negro y además de manera un tanto caótica. Por ejemplo, terminaba un partido y Sito esperaba fuera del campo, en un coche de lujo. Hacía llamar entonces a los jugadores a los que se les debía algo, abría el maletero, cogía los fajos y les pagaba. Así era Sito: pura discreción.

¿Sabias que Pablo Escobar también estuvo muy metido en el mundo del fútbol? ¿Sabes si tuvieron contacto alguno?

Tengo mi teoría personal sobre esto. Hay quien dice que Sito quería imitar a Escobar y por eso se metió en el fútbol. Puede que en otros aspectos intentara parecerse a él, pero en el fútbol no. Date cuenta de que el Atlético Nacional relacionado con Escobar (nunca se demostró que él estuviera detrás) gana la Libertadores en el 89, y ese justo es el final de la etapa de Sito en el Cambados. A Sito le gusta el fútbol y le encanta sentir la adoración de la gente, por eso se hizo presidente.
En cuanto a si tuvieron o no contacto, no tengo información sobre un encuentro directo entre los dos, pero con Sito de por medio no se puede descartar nada.

¿Su idea era después del fútbol llegar a la política?

Yo creo que no, aunque es verdad que algunos dicen que le hubiera encantado ser alcalde de su pueblo. Pero no veo a Sito como gestor público, creo que se aburriría rápido. Él necesita adrenalina constante.

Tu primera experiencia como escritor: ¿tienes en mente ya un segundo libro?

He aprendido mucho en estos dos años de trabajo y la verdad es que he recuperado una vocación que creí haber perdido hace ya mucho tiempo. Sí, tengo algo en mente, algo completamente diferente a esto y creo que más ambicioso. Mi mujer y mi editor son los únicos que lo saben. Creo que tendré que volver a Madrid para llevarlo a cabo.

En España hemos tenido también bastantes presidentes “llamativos”. Además de Sito Miñanco ¿Cuál te ha llamado más la atención y por qué?

Jesús Gil es siempre el primer nombre que me viene a la cabeza. Era diferente a Sito en algunas cosas pero también era impulsivo, con una personalidad demoledora, populista, y también adorado por un sector de la sociedad. En su caso también era temido, algo que no sucedía con Sito Miñanco. A Sito no le tenían miedo, a Sito lo querían de verdad. Eso es alucinante.

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