La piscina de San Blas abre al público con unas obras inacabadas después de dos años

Desde que cerrase en el mes de septiembre de 2017, en la piscina de San Blas se han estado ejecutando obras para la mejora de las instalaciones que aún no se han terminado. Fue en diciembre de 2017 cuando el Ayuntamiento de Madrid dio el visto a que en el centro deportivo municipal de San Blas se invirtieran 1,9 millones de euros en la reforma de las piscinas (exteriores y la climatizada) para que estuvieran listas en el verano de 2018. De manera parcial, y el 15 de agosto, abrió solo la piscina olímpica y la infantil. Las obras han continuado durante ocho meses más y los cambios han sido mínimos.
Las piscinas municipales han abierto este 15 de mayo –día de San Isidro- con entrada gratuita para todos los públicos. Este hecho, unido a las altas temperaturas para la época del año en la que estamos, ha provocado que la piscina de San Blas haya presentado un aforo casi completo y las consecuentes quejas de muchos asistentes. Madrid Actual ha estado en la inauguración de la temporada de baño 2019 en la piscina del distrito madrileño San Blas-Canillejas.
Los vecinos muestran su malestar
La remodelación en San Blas se ha llevado a cabo de manera profunda en las dos piscinas para adultos y en la piscina infantil. Estas son realmente las únicas obras realizadas en todo el recuento. El césped, en gran parte, está seco y hay muchas zonas donde ni siquiera está plantado, lo que provoca que las personas que no pueden acomodarse en esta última zona, que es de tierra, lo tengan que hacer en el resto, que es insuficiente. Además, y con el fin de hacer del césped natural un problema, muchas zonas han sido 'replantadas' con césped artificial.
Emilia, de 42 años, que acudía a la piscina con su marido y sus dos hijos, comentaba que "es increíble que a las 12:30 no haya ninguna mesa libre. Tendremos que comer en el césped o esperar a que terminen los que ya están en las mesas”. Pedro y Paula, una pareja con una niña de 3 años, se quejaban de la falta de espacio y de los inconvenientes y lo molesto que era estar unos tan cerca de otros. "Venimos a estar tranquilos y nos encontramos con la zona de sombra abarrotada y con los jóvenes con altavoces a todo volumen. No se puede estar aquí". Pedro añadía sobre esta situación que "la música debería estar prohibida en las zonas verdes, no deberían permitir que entrasen con altavoces".
Sin servicio de cafetería y con casetas prefabricadas para ir al aseo
El que quiera ir a la piscina de San Blas tiene que ir previsto de bebida y comida, pues en la entrada del recinto deportivo hay un cartel muy claro: “No disponemos de servicio de cafetería”. Para colmo, el clásico quiosco de los helados también está cerrado. Desde el 16 de mayo, todos los adultos que paguen 4,50 euros por la entrada (3,60 euros los jóvenes, 2,70 euros los niños y 1,35 euros los mayores de 65 años) tienen que cambiarse, ducharse o ir al aseo en una caseta prefrabicada.
En una piscina donde los altavoces de los jóvenes -y no tan jóvenes- con música a todo volumen son muy habituales, debe existir personal de seguridad que les diga que eso está prohibido. El problema está en que no había ni un solo vigilante de seguridad en todo el recinto. La culpa de esta penosa situación tiene nombre y apellidos, Manuela Carmena Castrillo. La alcaldesa de Madrid fue quien asumió las competencias del área de Cultura y Deporte (consejería de la cual dependen los polideportivos madrileños) tras la destitución de Celia Mayer. Después del cese, Carmena afirmó que se iba a encargar “durante tres o cuatro meses” de Cultura y Deporte para hacer una “reorganización profunda” en el área, pero lo cierto es que han pasado 2 años y 2 meses desde que señaló esto en el mes de marzo de 2017. En definitiva, el que mucho abarca poco aprieta.