Voluntarios por Madrid suma 8.700 miembros

voluntarios por Madrid, el cuerpo civil municipal creado hace diez años por el Ayuntamiento de la capital para encauzar las ganas de ayudar de muchos ciudadanos, acaba de alcanzar los 8.700 miembros impulsado por el espíritu de la candidatura olímpica que, en el momento de la decepción del pasado 7 de septiembre, contaba con más de 70.000 voluntarios.

La delegada madrileña de Familia y servicios sociales, Dolores Navarro, ha dicho que, aunque ambos cuerpos de voluntarios no tuvieron relación en ningún momento, "el ímpetu olímpico ha removido el espíritu voluntario" y se ha producido "un empujón" en el número de adhesiones.

Para formar parte de Voluntarios por Madrid, además de ganas de colaborar, hay que ser mayor de edad o menor con autorización de los padres o tutores, rellenar una solicitud y pasar una entrevista en la que se analiza su motivación, sus preferencias e inquietudes.

Después, se concreta el programa en el que quieren colaborar y se suscribe un acuerdo de colaboración, se les entrega un carné de voluntario y el reconocible chaleco naranja de voluntario.

Por arriba no hay límite de edad y, de hecho, una parte muy importante son voluntarios mayores de 65, en concreto 1.800, uno de cada cinco, que desarrollan acciones de voluntariado en múltiples vertientes y que aprovechan toda su experiencia generalmente para ayudar a otros mayores.

En principio, tampoco lo hay por abajo y no son pocos los chicos que ayudan a compañeros a estudiar en tareas extraescolares o que participan en encuentros intergeneracionales con mayores, como el que tuvo lugar el mes pasado en Matadero.

Según datos municipales, el 28 % de los voluntarios de este cuerpo tienen entre 16 y 24 años y el 21 % son mayores de 65 años.

Entre los dos extremos, un 11 % tiene entre 25 y 34 años, también un 11 % de 35 a 44, un 13 % de 45 a 54 y otro 11 % de 55 a 64 años.

Por sexos, Voluntarios por Madrid tiene más hombres que mujeres, en concreto un 63 %, casi dos de cada tres, frente a un 37 %.

En cualquier caso, todos son iguales en el servicio que prestan a la comunidad y no hay categorías, ni aun atendiendo a su antigüedad en el cuerpo o a su formación.

Navarro ha indicado que "en España no hay una tradición de voluntariado visibilizado como sí la hay en los países anglosajones, donde esto está muy arraigado" e incluso hay países como Estados Unidos donde hay unas horas de voluntariado obligatorias.

Los 8.700 voluntarios por Madrid desempeñan toda clase de colaboraciones, que no trabajos, distribuidos en hasta 60 programas permanentes o no, y para ello reciben una formación.

Colaboran repartiendo la comida en comedores sociales, subiendo la compra a mayores que ya no pueden, en acciones de apoyo escolar, como abuelos acogedores, en campañas específicas en Navidad, en la rehabilitación y pintado de jardines y huertos urbanos o acompañando a personas sin hogar o a niños con cáncer en el Gregorio Marañón y La Paz.

Muchas veces, la acción concreta, como acompañar a un mayor al mercado a hacer la compra, es la excusa para cumplir el objetivo principal, que es estar con personas "que a veces no hablan con mucha más gente en todo el día", como ha señalado Navarro.

Muchas actividades han comenzado a concentrarse a orillas del Manzanares dentro del programa Convive Madrid Río, que acaba de iniciar su segunda fase.

Aquí, los voluntarios se concentran los sábados para hacer numerosas acciones en cuatro áreas de trabajo: medioambiental, cultural, de protección animal y deportivo y de salud.

Con los miles de personas que cada fin de semana visitan este parque, los voluntarios realizan campañas de promoción del reciclaje y cuidado de las zonas verdes, explican los hitos culturales y artísticos de la zona, efectúan actividades de sensibilización y buen trato hacia las mascotas o ayudan en la práctica deportiva en las muchas instalaciones de Madrid Río.

Dolores Navarro está convencida de que cada vez hay más voluntarios porque "lo que reciben es aún más de lo que dan" y porque "el retorno que produce el voluntariado genera grandes vínculos de carácter moral y social".

El voluntariado "es un indicador de la vitalidad de una comunidad" y, según un estudio, ha afirmado la delegada, "hace que las personas sean más felices y vivan más".

Eduardo Sobreviela