Los colegios madrileños corren a contrarreloj para incorporar en la ESO adaptaciones, dudas y divisiones

A menos de dos meses del inicio de curso, 49 colegios públicos de la Comunidad de Madrid ultiman los preparativos para incorporar 1.º y 2.º de la ESO a su oferta educativa.
Se trata de una de las principales apuestas del Gobierno regional, que confía en que todos los centros autorizados tengan las adaptaciones listas a tiempo. Sin embargo, desde los sindicatos persiste el escepticismo, advirtiendo de los inconvenientes legales, organizativos y laborales de la medida.
La iniciativa: qué centros la adoptan y cómo surgió
La medida fue anunciada por la presidenta Isabel Díaz Ayuso en septiembre de 2024, inicialmente para nuevos centros, aunque posteriormente se amplió a colegios ya existentes que dispusieran de las instalaciones adecuadas. De los 52 que recibieron el visto bueno, 49 la implementarán finalmente, ya que en tres de ellos no hubo suficiente demanda familiar.
Entre los municipios con más centros implicados se encuentran Madrid capital (19), Leganés (7), Fuenlabrada y Alcorcón (2 cada uno). El consejero de Educación, Emilio Viciana, ha afirmado que se invertirán cuatro millones de euros en adaptar espacios, equipamiento digital y mobiliario.
Objetivos oficiales: reducir el abandono escolar y más
El Ejecutivo regional justifica la medida por su potencial para combatir el abandono escolar, mejorar los hábitos de descanso y alimentación, y alejar a los adolescentes de riesgos como la soledad, las adicciones o la influencia de bandas juveniles. Viciana se mostró "ilusionado" en su visita al CEIP Ernest Hemingway de Alcalá de Henares, uno de los colegios que dará El Salto.
Rechazo sindical: “Fragmentar la ESO es un error”
Los principales sindicatos educativos han expresado su oposición. Critican la ruptura de la unidad pedagógica al separar 1.º y 2.º de ESO del resto de la etapa. ANPE recuerda que la LOMLOE define la ESO como una etapa integrada, mientras que CC.OO. cita el Real Decreto 132/2010, que exige impartir los cuatro cursos completos en los centros de secundaria.
Según Cristina Cañas (ANPE), esta división interrumpe la coherencia organizativa y la planificación docente, ya que el profesorado no podrá seguir al alumnado durante toda la etapa.
Incertidumbre en el paso de 2.º a 3.º
Para Rosa Rocha, presidenta de la Asociación de Directores de Institutos Públicos de Madrid (Adimad), el paso de 2.º a 3.º de ESO implica decisiones clave —como optar por FP o adaptación curricular— que ahora quedan más descontextualizadas. Miguel Ángel González (CSIF) alerta de que esta reorganización "solo retrasa los problemas" en lugar de resolverlos.
Profesores itinerantes: otra fuente de conflicto
Los sindicatos también critican que el profesorado de Secundaria tendrá que compartir jornada entre varios centros para cubrir todas las asignaturas, lo que perjudicaría la estabilidad y la coordinación docente. ANPE prevé que haya interinos con tercios de jornada y materias agrupadas por ramas. Para Adimad, la itinerancia dificultará los horarios, la elección de libros y la preparación de clases.
Instalaciones aún por adecuar
Los colegios deberán disponer de espacios como laboratorios, aulas específicas, gimnasios y zonas para desdobles. Aunque la mayoría tiene huecos disponibles, la adaptación está aún en curso. CSIF teme que no se cumplan los requisitos mínimos, tanto en infraestructuras como en especialización docente.
Caso práctico: CEIPSO Teresa de Calcuta
Uno de los colegios que sí llevará a cabo el cambio es el Teresa de Calcuta, en San Sebastián de los Reyes. Su directora, Juana Ruiz, indica que la decisión fue aprobada por unanimidad en el Consejo Escolar y que las adaptaciones son viables gracias al espacio disponible. Compartirán profesorado y recursos con el CEIPSO Antonio Machado del mismo municipio.
Septiembre marcará el veredicto
El inicio de curso dictará si las obras, horarios y equipos docentes están preparados para esta transformación. Los efectos educativos, sin embargo, tardarán más en evaluarse: solo el tiempo revelará si dividir la ESO y acercarla a los colegios mejora realmente la transición adolescente.