Tras perder la Supercopa, el equipo de Scariolo tampoco logró imponerse en su estreno europeo ante la Virtus de Bolonia.
El Real Madrid comenzó su andadura en la Euroliga con una derrota por 74-68 en su visita a la Virtus de Bolonia, en un encuentro marcado por los bajos porcentajes de tiro y la falta de continuidad en el juego de los hombres dirigidos por Sergio Scariolo.
El técnico italiano, que ya había caído en la final de la Supercopa el pasado domingo, repitió errores estructurales con un equipo aún en fase de construcción. El escaso acierto desde el triple (3 de 23 intentos) lastró a los blancos, incapaces de mantener la intensidad tras un primer cuarto prometedor.
Mario Hezonja, Edy Tavares y Bruno Fernando ofrecieron algo de solidez inicial, pero pronto la Virtus reaccionó con energía, de la mano de Luca Vildoza, que cambió la dinámica del partido. La defensa local se impuso y permitió a los italianos abrir una brecha con un parcial de 20-8.
Scariolo trató de reactivar a los suyos devolviendo a pista a Facundo Campazzo y Tavares, pero el marcador al descanso (38-35) dejaba claro que el Real Madrid debía mejorar si quería aspirar a la victoria. Sin embargo, la falta de acoplamiento de los nuevos fichajes y el escaso acierto ofensivo impidieron la remontada.
El joven talento Saliou Niang brilló para los locales, mientras que Carsen Edwards, máximo anotador de la pasada Euroliga, resultó decisivo en el tramo final. A pesar de un esfuerzo defensivo reforzado y de dominar el rebote ofensivo, los blancos no consiguieron reducir la desventaja.
Con once puntos de desventaja a menos de cinco minutos, el Real Madrid buscó soluciones con Andrés Feliz y Campazzo, además de balones interiores a Tavares y Hezonja. Scariolo apostó por sus hombres más experimentados, y aunque Campazzo sacó faltas y convirtió un triple crucial, dos pérdidas de balón de Feliz sellaron el destino del partido.
El conjunto madrileño suma así su segunda derrota consecutiva en el inicio de la temporada, tras la final de la Supercopa. El nuevo proyecto liderado por Scariolo todavía no ha logrado cuajar, y la falta de rodaje comienza a ser preocupante ante la exigencia de la competición continental.
La derrota en Bolonia obliga al Real Madrid a reaccionar con rapidez para no comprometer su posición en el inicio de la fase regular de la Euroliga. El próximo encuentro será clave para calibrar la capacidad de respuesta de una plantilla repleta de talento, pero aún sin cohesión.
El Real Madrid buscará reconducir su trayectoria en Europa con un calendario exigente por delante y la presión de un proyecto que aún no convence en sus primeras apariciones oficiales.