Valentía, pan y rosas. Una novela autobiográfica de Cookie Mueller
El mundo no se convierte en un lugar sencillo cuando eres mujer, “yonki” y artista “underground” en los Estados Unidos de la segunda mitad del siglo XX. Este es el caso de Cookie Mueller (Baltimore, 1949 – Nueva York, 1989), una joven hippie que, por pura casualidad —así es como ocurren siempre los sucesos que nos terminan cambiando la vida— ganó un concurso cuyo premio consistía en una cena cutre y una prueba de cámara para una película aún más cutre para la que, no obstante, la cogieron.
Probablemente en ese momento no pensara que ese sería el hecho que daría un vuelco a su vida, de la misma manera que es seguro que el lector que abre por primera vez las páginas de esta novela autobiográfica no espera toparse con una mujer soñadora y adicta al amor y al desenfreno y que parece convertirse, debido a la cercanía de su prosa, en una especie de amiga.
Con un título igual de extravagante que su autora, “Caminar por aguas cristalinas en una piscina pintada de negro” (Los tres editores, 2024), Mueller presenta, por primera vez traducidas al español gracias a la labor de Los tres editores, sus memorias y vivencias como actriz, escritora y, en general, artista en el mundo americano de los 70 y los 80. Efectivamente, su carrera “probando suerte en el mundo del espectáculo”, así como ella misma lo expresa, comienza muy joven, en el año 1969, cuando ella tras vivir una infancia marcada por la muerte de su hermano, decide huir de la intransigente casa de sus padres para dedicar sus años adolescentes a vagar entre comunas y drogas.
Tal vez es demasiado pronto cuando el mundo comienza a darle la espalda, y Cookie cuenta cómo se ve obligada a vivir de trabajos horribles y precarios, llegando incluso a traficar con sustancias o a ser “gogó” en un local de mala muerte para poder pagar el alquiler. Nunca tuvo mucho dinero, es cierto —tal vez y, principalmente, porque lo poco que tenía lo gastaba en alcohol y drogas y, tras tener a su hijo, en alcohol, drogas y comida para su hijo—, pero su riqueza consistía, más bien, en su intelecto y su tierna mirada hacia el entorno. Caracterizada por una profunda atracción hacia los marginados, la autora vivió una vida de aventuras al lado de aquellos a quienes la sociedad ya había cerrado las puertas. El cineasta John Waters, la actriz Edith Massey y, en definitiva, el grupo denominado como “Dreamlanders”, se convirtieron en sus compañeros de anécdotas, a veces buenas y, como es normal, mayoritariamente desgraciadas.
Siendo abiertamente bisexual —pasó una larga temporada de su vida viviendo en Nueva York junto a su novia Sharon Niesp y su hijo Max— y manteniéndose alejada de cualquier posible etiqueta, la autora y actriz no hizo sino convertirse en un icono para el mundo LGTBI+ de la época. No obstante, su profunda relación con todo tipo de drogas terminó pasándole factura y, al igual que muchos de su tanda, terminó falleciendo tempranamente de complicaciones relacionadas con el sida, apenas unos meses después de que su marido —un italiano del que se enamoró profundamente— falleciera por la misma enfermedad.
La vida de Cookie Mueller, sin duda, está llena de altibajos, pero no así su impecable narración. Como si se tratase de una charla entre vinos y risas, la autora va presentando sus vivencias, una a una y sin pelos en la lengua, y permite al lector adentrarse y soñar con lo que fue en su época la libertad de la comunidad hippie de los 70. Sin ningún tipo de reparo a la hora de mostrar las facetas más divertidas y, también, las más despreciables, Cookie nos cuenta acerca de los trucos que guardaba bajo la manga y los amigos que verdaderamente podía considerar como tal. Habla de la decepción que fue para sus padres y de cómo estaría dispuesta a hacer cualquier cosa en pos del arte. Habla de amor y de pérdidas, de paseos por la costa y de sobredosis. Con su espíritu siempre libre, va descubriendo poco a poco su alma, que queda, al igual que frente a la pantalla, completamente desnuda. Indudablemente, estas páginas no podrán dejar indiferente al lector, pues le permitirán soñar y anhelar haberse encontrado en el mismo mundo, y en la misma mentalidad soñadora, que esta artista independiente.
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