Hace apenas 25 años, el WiFi era una promesa emergente.
Hoy, es una herramienta esencial en la vida moderna. Desde que el consorcio WECA (posteriormente Wi-Fi Alliance) lanzó en 1999 el estándar IEEE 802.11a —con apenas 2 megabits por segundo de velocidad— hasta la actualidad, el avance ha sido vertiginoso. Hoy damos por hecho que podemos ver series en streaming, participar en videollamadas o manejar dispositivos inteligentes desde cualquier rincón del hogar u oficina. Sin embargo, esta dependencia tecnológica también implica asumir ciertos cuidados para asegurar un funcionamiento óptimo.
Vivimos rodeados de redes inalámbricas: en cafeterías, casas, oficinas y hasta parques. El WiFi sustenta desde la productividad laboral hasta el ocio, pasando por el control de dispositivos IoT o incluso el envío de memes. Aun así, no son raras las interrupciones: videollamadas que se congelan, vídeos que no cargan o conexiones que parecen desaparecer sin explicación aparente.
Estas situaciones, aunque molestas, suelen derivar de problemas menores que pueden solucionarse fácilmente si se conocen algunas pautas básicas.
Reiniciar el router: una solución eficazUno de los consejos más sencillos —y paradójicamente más efectivos— es reiniciar el router. Según la firma tecnológica española SPC, los routers acumulan recursos y datos temporales con el uso diario, lo que puede ralentizar su funcionamiento. Al reiniciarlo, se liberan estos recursos y se corrigen posibles errores de software, recuperando una conexión más fluida.
Los routers actuales operan en dos bandas: 2,4 GHz y 5 GHz. La primera ofrece mayor cobertura a costa de velocidad; la segunda, menor alcance pero más rapidez. Así, para ver una serie o jugar en línea, conviene conectarse a 5 GHz; si se busca señal desde una zona alejada del router, como el jardín, la red de 2,4 GHz es la mejor opción.
Cada vez más dispositivos se suman a la red: móviles, ordenadores, cámaras, termostatos, altavoces inteligentes, básculas… Esta proliferación puede saturar la red. Para evitarlo, SPC recomienda el uso de routers de doble banda o repetidores WiFi que repartan mejor la carga y garanticen estabilidad.
Un problema menos visible pero igual de importante es el acceso no autorizado a la red. Muchas veces, los routers mantienen configuraciones por defecto que los hacen vulnerables. Cambiar contraseñas, personalizar la IP de acceso o limitar la potencia de emisión —por ejemplo, dirigiendo las antenas hacia el interior del hogar— puede evitar que terceros accedan sin permiso. Cuanto más limitada sea la señal fuera del domicilio, menos posibilidades habrá de intrusiones.
Cada 20 de junio se celebra el Día Mundial del WiFi, una fecha que invita a reflexionar sobre esta tecnología que ha transformado nuestra forma de vivir, trabajar y comunicarnos. También es una oportunidad para recordar que mantener una red segura, estable y eficiente está al alcance de todos, con solo seguir unos sencillos pasos.