La Basílica del Valle no será desacralizada y conservará su uso religioso

La Basílica del Valle no será desacralizada y conservará su uso religioso

La Cruz monumental del Valle de los Caídos, actualmente renombrado como Valle de Cuelgamuros, así como la Basílica y la comunidad benedictina que allí reside, se mantendrán tras el proceso de resignificación que impulsa el Gobierno. Así lo han confirmado tanto fuentes del Ejecutivo como de la Iglesia, que han asegurado que el templo no será desacralizado y que continuará la presencia religiosa en el enclave.

En un comunicado emitido por la Archidiócesis de Madrid, se precisa que en el marco de un “diálogo abierto” con el Gobierno, lo único que se ha acordado de forma definitiva hasta la fecha es la permanencia de la comunidad benedictina y la no desacralización de la Basílica, junto al respeto a todos los elementos religiosos situados fuera del templo. Asimismo, se garantiza el mantenimiento del culto y un acceso independiente al recinto sagrado, conforme a los criterios litúrgicos que rigen su naturaleza.

La Archidiócesis ha indicado que cualquier otro aspecto vinculado a la resignificación del enclave es competencia de la Santa Sede y del Gobierno, que han mantenido negociaciones directas al respecto. El pasado 25 de febrero, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, se reunió con el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, para avanzar en este diálogo, según ha confirmado el Ejecutivo.

En este proceso ha participado el Cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, como interlocutor designado por la Iglesia en el marco de una comisión eclesial. Según la Archidiócesis, se ha producido un intercambio de notas de trabajo sobre cómo llevar a cabo la resignificación del Valle, garantizando siempre la permanencia del culto y el respeto a los símbolos religiosos.

El cardenal Cobo ha reiterado que, más allá del acompañamiento pastoral, su función no implica jurisdicción sobre la Basílica ni sobre la comunidad benedictina, pero ha defendido con firmeza dos líneas que considera inviolables: la presencia monástica y la sacralidad del templo.

La comunidad benedictina vivió recientemente un relevo en su dirección con la sustitución del prior Santiago Cantera, tras cumplir tres trienios en el cargo. Fue designado en su lugar Alfredo Maroto Herranz, también miembro de la comunidad. La decisión fue adoptada por el abad de Solesmes, Geoffroy Kemlin, quien lideró un proceso de discernimiento iniciado en noviembre para abordar el futuro de la abadía.

Durante su primera homilía como nuevo prior administrador de la Abadía de la Santa Cruz, el monje Maroto expresó su deseo de que Cuelgamuros sea “un monumento a la reconciliación y un Valle de paz”, en línea con la voluntad de la Iglesia de mantener el sentido espiritual y cristiano del enclave.

El Ministro Bolaños celebró el relevo de Cantera, al que acusó de mantener posiciones nostálgicas del franquismo, y anunció que en las próximas semanas se convocará un concurso internacional de ideas para definir la resignificación del lugar.

Desde diciembre, el cardenal José Cobo actúa como interlocutor directo con la comunidad religiosa y con la Santa Sede. En una entrevista concedida el mismo mes, afirmó que la Iglesia ha defendido siempre la pervivencia de la comunidad benedictina y la no desacralización de la Basílica, subrayando que el diálogo con el Gobierno debe producirse con serenidad y sin ideologizaciones.

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