El Papa León XIV sitúa a los pobres como eje central de su pontificado

El Papa León XIV sitúa a los pobres como eje central de su pontificado

El Papa León XIV ha publicado Dilexi te, su primera exhortación apostólica, en la que subraya que el cuidado de los pobres no es un aspecto accesorio, sino esencial en la vida de la Iglesia. El documento, que recoge el legado de su predecesor, reclama una fe comprometida socialmente, critica la cultura del descarte, propone una visión digna del trabajo y afirma que los pobres también evangelizan.

Los pobres, en el centro de la Iglesia

El Papa recuerda que ayudar a los pobres «forma parte de la gran Tradición de la Iglesia» y que cada gesto hacia ellos es una respuesta directa al Evangelio. Según afirma, no se trata de beneficencia, sino de reconocer a Cristo en el rostro de quien sufre. «El amor a los pobres es la garantía evangélica de una Iglesia fiel al corazón de Dios», sostiene.

Para León XIV, los necesitados no son un asunto lejano ni únicamente social, sino parte de la comunidad eclesial. Pide a las parroquias y comunidades dedicar tiempo, atención y cercanía reales: «escucharlos con interés, acompañarlos en los momentos más difíciles […] buscando, desde ellos, la transformación de su situación».

Una fe con impacto social

La exhortación apostólica advierte del peligro de confinar la religión al ámbito privado. El Papa recuerda que la fe cristiana tiene consecuencias públicas: no puede desentenderse de la justicia, la dignidad humana ni de las condiciones de vida de los más vulnerables.

Critica también el repliegue de algunas comunidades sobre sí mismas, desentendiéndose de la pobreza estructural. Además, denuncia una mentalidad extendida que separa oración y compromiso, o que delega la solución de la pobreza en el mercado, sin implicación concreta ni mirada sobrenatural.

El ejemplo del buen samaritano

León XIV plantea la parábola del buen samaritano como criterio práctico para todos los cristianos. Retomando ideas de Fratelli tutti, pregunta: «¿Con quién te identificas?». Solo el samaritano se detiene y actúa. Esta actitud, afirma, debe ser un mandato cotidiano: «Ve, y procede tú de la misma manera».

El Papa anima a combatir la indiferencia con una pedagogía de cercanía, especialmente en entornos urbanos difíciles. Reconocer al otro como persona y como imagen de Dios, incluso cuando todo invita a mirar hacia otro lado, es clave en su propuesta.

Ciudades abiertas e inclusivas

El documento valora las ciudades que integran a todos, superando desconfianzas y diseñando espacios para la convivencia. Frente a la «cultura del descarte», el Papa propone una mentalidad inclusiva que mire a los más frágiles como parte esencial de la construcción social.

León XIV reclama un urbanismo más humano y políticas eficaces que combatan las desigualdades. Señala que el Reino de Dios no es solo experiencia íntima, sino también fraternidad, justicia y paz concretas en la vida común.

Prioridad al trabajo digno

En su exhortación, el Papa abre una reflexión sobre la limosna. Sin rechazarla, aclara que «la ayuda más importante para una persona pobre es promoverla a tener un buen trabajo». Considera que el empleo debe ser digno y adecuado a la capacidad de cada persona.

Su propuesta económica se aleja del asistencialismo y apuesta por la promoción integral: acompañar, formar y generar oportunidades reales para que cada persona pueda aportar desde su esfuerzo y superar la dependencia.

Dimensión espiritual de la pobreza

El Papa advierte de una carencia menos visible pero más grave: la ausencia de atención espiritual a los pobres. Señala que «la peor discriminación que sufren es la falta de atención religiosa», e insiste en que la evangelización no debe reservarse a otros contextos más cómodos.

Reclama superar el divorcio entre culto y compromiso social, y pide acciones pastorales concretas y sostenidas que coloquen a los más desfavorecidos en el centro real de la vida eclesial.

Una línea que continúa Aparecida

Dilexi te enlaza con el magisterio social de la Iglesia y recoge expresamente el discernimiento del documento de Aparecida. El Papa recuerda que la opción por los pobres nace de la fe en Cristo que se hizo pobre por nosotros, y que compartir la vida con ellos es parte del testimonio cristiano.

Además, reivindica a las comunidades marginadas como sujetos activos de la fe, capaces de anunciar el Evangelio desde sus propios valores. Por ello, Iglesia y sociedad están llamadas a escuchar y aprender de ellas.

Una mirada que transforma

El documento concluye afirmando que los pobres no sólo son destinatarios de ayuda, sino también evangelizadores. León XIV explica que su condición interpela, sacude seguridades y devuelve al cristiano a la humildad evangélica.

Recuerda las palabras de san Gregorio Magno, quien advertía contra quienes culpabilizan a los necesitados y desperdician el tiempo de la misericordia. Frente a la ceguera de la riqueza, el Papa invita a reconocer en los pobres maestros silenciosos que conducen al encuentro con Cristo.

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