“Sísifo, el hombre que engañó a la muerte” o Sísifo, el hombre que se engañó a sí mismo
“Sísifo es famoso por su final, pero muy pocos conocen su historia completa”. La sugerente imagen de su castigo en el inframundo empujando eternamente una piedra ladera arriba ha sido tomada en nuestra cultura en numerosas ocasiones por pintores, escritores y filósofos, formando así parte de nuestro imaginario como sociedad. Generalmente, los relatos mitológicos tratan de explicar fenómenos y, como es el caso de Sísifo, moralizar y educar. Sin embargo, lo que indica Pol Gise (Barcelona, 1992), el autor de “Sísifo, el hombre que engañó a la muerte” (Historias de hoy, 2024) es cierto: conocemos su castigo, pero no cómo llegó hasta allí.
Con una narración divertida, amena y traída al Siglo XXI, llega la novela mitológica más reciente de Gise, creador de contenido divulgativo en redes sociales, con series como el pódcast “Chisme mitológico”. Esta última novela completa la trilogía formada por sus dos obras anteriores: “Hércules, el héroe que no quiso serlo” (2023) y “Hades, el dios menos malo” (2023), con las que inaugura su carrera como novelista. Estos títulos revelan que el autor catalán aporta un punto de vista nuevo con respecto a la percepción general que se tiene de estos personajes y sus historias.
“Sísifo, el hombre que engañó a la muerte” constituye un puente a través del cual el lector viaja a la Grecia clásica, donde todo lo que ocurre es fruto de las caprichosas apetencias de los dioses. Se dará a conocer un personaje que fue capaz de burlar los dictámenes provenientes del monte Olimpo, gracias a su astucia, su falta de escrúpulos y su capacidad de intentarlo siempre una vez más para seguir adelante a pesar de las adversidades. Sísifo irá teniendo encuentros con Afrodita, Tánatos, Hermes, entre otras deidades. Este peculiar personaje da lugar a una crisis en el funcionamiento del cosmos; un desequilibrio que podría poner en peligro la jerarquía entre mortales y dioses y que hará temblar de miedo hasta al mismísimo Zeus. Se convertirá en un tema protagonista en el Olimpo y se ganará la envidia –y el respeto–, de muchos. Por otra parte, la buena fortuna que parece acompañarle siempre está envuelta en un halo de misterio, misterio que solo encuentra su respuesta al final.
En esta obra se ofrece algo mucho más profundo y poliédrico que una simple moraleja: Sísifo representa el deseo de asir lo inalcanzable –un deseo que es incesante, movido por una esperanza que nunca se desvanece–, el afán por seguir intentándolo y, por encima de todo, el amor a la vida. Si bien “Sísifo, el hombre que engañó a la muerte” está basada en el mito de Sísifo, Gise añade algunos detalles de cosecha propia que ayudan a completar el conjunto, adoptando también un tinte más novelesco y a pintar un cuadro de la sociedad y de las ideas que imperaban en la época. Gracias a esto, su historia narrada en primera persona lleva a empatizar al lector con un personaje de una moral más que cuestionable e, incluso, a justificar sus actos. Esto lo consigue el protagonista a partir de su increíble don para la mentira y el engaño, una habilidad que era tan poderosa que hizo que pudiera engañar al hombre que engañaba a todo el mundo: a sí mismo.
Acabar en el Tártaro, condenado a empujar montaña arriba una pesada piedra para seguidamente ver cómo tanto esfuerzo había sido en vano y verla caer ladera abajo es un castigo que, a ojos de cualquiera, resulta horrible. Sin embargo, tal y como refleja Gise, Sísifo mantiene su esperanza, una esperanza que solo puede sostenerse en un engaño constante frente a la dura realidad. Todo ello refleja una inquietante metáfora sobre el hombre que, escandalosamente, entendió Camus cuando escribió que, a pesar de todo, “hay que imaginarse a Sísifo feliz”.
