Detenida en Madrid por estafar 128.000 euros a ancianas fingiendo ser una empleada de banco

La Policía Nacional ha arrestado recientemente a una mujer acusada de defraudar más de 128.000 euros a personas de edad avanzada, principalmente mujeres de entre 80 y 95 años.
La detenida se hacía pasar por empleada de un banco, contactando telefónicamente con las víctimas para obtener el código PIN de sus tarjetas de crédito, bajo el pretexto de anular cargos fraudulentos.
Una vez obtenida la información necesaria, la mujer se desplazaba al domicilio de las víctimas para recoger la tarjeta supuestamente anulada, solicitando que la introdujeran en un sobre. Aprovechando un momento de distracción, intercambiaba el sobre por otro que contenía cartulinas y papeles. Con la tarjeta en su poder, procedía a retirar dinero en efectivo de cajeros automáticos o realizaba compras en diversos comercios de Madrid y Toledo.
El pasado 18 de julio, agentes de la Policía Nacional registraron la vivienda de la sospechosa, donde encontraron numerosos artículos utilizados para dificultar su identificación, como sombreros y gorras, así como dispositivos electrónicos, relojes de lujo, perfumes, gafas de sol, abrigos y tarjetas bancarias junto a facturas de compras.
La mujer ha sido detenida como presunta autora de 44 delitos de estafa, un delito de allanamiento de morada, un delito de robo con violencia y una infracción a la Ley de Extranjería. Tras su arresto, fue puesta a disposición judicial, que ha ordenado su ingreso en prisión provisional, según ha informado la Policía Nacional en un comunicado.
Investigación y modus operandi
Las investigaciones se iniciaron en abril, cuando los agentes detectaron múltiples denuncias con un patrón delictivo similar. La labor de la Policía Científica y los investigadores permitió identificar a la autora, quien llegó a cometer hasta diez estafas en un solo mes, esclareciendo un total de 44 delitos.
La investigación reveló que la sospechosa ganaba la confianza de las víctimas proporcionando datos personales, como sus nombres completos o los de sus hijos. Además, simulaba mantener conversaciones con familiares de las víctimas, quienes supuestamente estaban al tanto de los cargos fraudulentos que se debían anular.
En situaciones donde las víctimas mostraban desconfianza o intentaban contactar con sus familiares, la sospechosa no dudaba en entrar en las viviendas e incluso emplear la fuerza para robar no solo las tarjetas de crédito, sino también los teléfonos móviles.