Sanz defiende una inmigración “legal, ordenada y controlada” y niega que Madrid sea una ciudad racista

Sanz defiende una inmigración “legal, ordenada y controlada” y niega que Madrid sea una ciudad racista

La vicealcaldesa de Madrid y delegada de Seguridad y Emergencias, Inma Sanz, ha afirmado este martes que la capital “no es racista” y ha defendido una política migratoria basada en la legalidad, el control y el respeto a la convivencia. Lo ha hecho en un contexto marcado por la polémica en torno al centro de menores no acompañados del barrio de Hortaleza, escenario reciente de protestas convocadas por VOX y objeto de un creciente debate político.

Sanz ha hecho estas declaraciones desde la plaza del Carmen, donde ha tenido lugar un homenaje a los bomberos fallecidos en el incendio de Almacenes Arias. Allí ha comenzado sus palabras expresando “todo el cariño del pueblo de Madrid” hacia la menor víctima de una agresión sexual, al tiempo que ha lamentado la tibieza de algunos sectores políticos. “He echado en falta una condena mucho más contundente por parte de la izquierda ante ese hecho brutal”, ha dicho.

La portavoz municipal ha criticado tanto los excesos de un discurso excluyente como el uso partidista del fenómeno migratorio por parte del Gobierno central. En ese sentido, ha considerado “condenables” algunas reacciones generadas en el entorno del centro de menores, apuntando a la “utilización que se está haciendo, tanto por un lado como por otro, y que no ayuda” a resolver los problemas reales de convivencia que padecen algunos barrios de la ciudad.

“La inmigración ha sido beneficiosa para Madrid y para España, forma parte de nuestro éxito”, ha declarado. “Pero tiene que ser legal, ordenada y controlada”. En esta línea, ha denunciado que actualmente las fronteras están “convertidas en un coladero” que impide saber quién entra, en qué condiciones y con qué historial, lo que afecta directamente a la capacidad de acogida y a la seguridad en las regiones receptoras.

Sanz ha sido especialmente crítica con el Ejecutivo central, al que acusa de practicar una política de “fronteras abiertas” sin coordinación con las comunidades autónomas. “No puede ser que los menores que llegan los gestionen otros mientras el Gobierno se desentiende”, ha reprochado. También ha denunciado que la inmigración se esté utilizando como moneda de cambio en “enjuagues políticos lamentables con el independentismo”, en alusión al reparto de menores extranjeros no acompañados en negociaciones con fuerzas separatistas.

En relación con la agresión sexual que ha motivado parte del debate, la vicealcaldesa ha reclamado que “caiga todo el peso de la ley” sobre el agresor. Ha reiterado que “Madrid no es una ciudad racista, nunca lo ha sido y desde luego nunca lo va a ser”, pero ha advertido de que “ante algunos problemas hay que hablar claro y atajar más”. Para ello, ha hecho un llamamiento a defender la inmigración legal desde una posición clara, firme y comprometida con la convivencia.

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