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Según el escrito de acusación, el acusado y la víctima mantenían una relación sentimental desde hacía doce años. Durante ese tiempo, la mujer vivió bajo un constante sometimiento, siendo objeto de humillaciones, desprecios y un control sistemático por parte de su pareja. Esta situación prolongada creó, según el fiscal, un clima de dominación permanente que impidió a la víctima desarrollar su vida con libertad, lo que constituye la base del delito de maltrato habitual.
La convivencia en el hogar familiar había degenerado con el tiempo, y la mujer había iniciado los trámites de divorcio, una decisión que el acusado no aceptó. De hecho, llegó a advertirle que le estaba "preparando una sorpresa". El 11 de mayo de 2023, entre las seis y las siete de la mañana, comenzó una discusión en la vivienda. En el transcurso de la misma, el hombre cogió un cuchillo y atacó a su pareja por sorpresa. Al escuchar los gritos, el hijo de ambos entró en la habitación y trató de detener a su padre, lanzándose sobre él y rogándole que se detuviera. La respuesta del acusado fue: “ella me ha jodido la vida, ahora se la jodo yo a ella”, antes de empujar al menor al suelo y continuar con la agresión.
Mientras el hijo salía de casa para pedir auxilio, el acusado cerró la puerta con llave desde dentro para impedir que nadie interviniera, y prosiguió con el ataque dirigiendo el arma blanca al cuello y la cara de su pareja. La mujer fue trasladada aún con vida al Hospital 12 de Octubre, donde falleció ese mismo día a las 17:10 horas.
Desde el momento del crimen, F. M. C. permanece en prisión provisional comunicada y sin fianza. En julio de 2023, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer nº1 de Móstoles acordó la suspensión de la patria potestad del acusado sobre su hijo, sin establecerse régimen alguno de visitas ni de comunicación entre ambos.