Conocer Madrid: Palacio Bauer

El Palacio de los Bauer es uno de los pocos edificios que todavía queda en la antigua calle ancha de San Bernardo de Madrid, que solía estar repleta de mansiones de la alta sociedad.

Construido en el siglo XVIII, la propiedad del palacio se pensaba que pertenecía al Marqués de Guadalcázar, pero se ha descubierto que en realidad fue propiedad del Noviciado de la Compañía de Jesús. Después de 1765, la finca pasó por varias manos, como la familia Valda o Manuel de Castro y Brañas, antes de ser adquirida por Ignacio Bauer en 1862.

Tras su compra por parte de la familia banquera de los Bauer, el palacio fue reformado por Arturo Mélida en la época de la Restauración borbónica. En 1940, el Ministerio de Educación Nacional adquirió el palacio por un precio cercano al millón de pesetas. Posteriormente, en 1972, se declaró el edificio como Monumento Histórico Artístico.

El palacio exhibe una portada de estilo barroco y es un excelente ejemplo de la arquitectura de los palacios decimonónicos. Sus fachadas a las calles del Pez y San Bernardo presentan zócalos, esquinas y recercados de cantería, asimismo de balcones con antepechos de forja.

En el interior, destaca la planta noble, la carpintería y la decoración de los techos de los salones de la crujía del jardín. Pero, en particular, el salón de música es la joya de la casa, ya que es de un estilo típico de la Restauración madrileña y está decorado con ribetes neorrococó y motivos pompeyanos, siendo obra de Mélida.

El palacio de los Bauer fue famoso por las grandes celebraciones que la familia organizaba en su interior. Aunque la decoración actual no es la original, el mobiliario y los cuadros exhibidos, en depósito del Museo del Prado, son de la misma época.

Desde 1869, con la aprobación de la Constitución Española que permitía la libertad de culto religioso en España, la familia Bauer realizaba sus rituales judaicos en el palacio, convirtiéndolo en una especie de sinagoga privada.

La Escuela Superior de Canto de Madrid tiene su sede en el palacio, que fue reformado para convertirse en un edificio de equipamiento durante la segunda mitad del siglo XX. El arquitecto José Manuel González Valcárcel llevó a cabo la reforma, creando aulas, una zona administrativa y espacios públicos y de representación. En los años 80, Dolores Artigas, Vicente Patón y Rafael Pina realizaron otra intervención en el edificio para mejorar su conservación.