“Entre fotos, microrrelatos y poemas cortos”, Borja Abati y la poesía de los nuevos

“Entre fotos, microrrelatos y poemas cortos”, Borja Abati y la poesía de los nuevos

Las redes sociales –y especialmente las que tienen usuarios más jóvenes– han propiciado, de manera impensada, una nueva primavera de la lírica. Ha pasado de ser un género literario languideciente y en peligro de extinción (o al menos exclusivo de personas analógicas y mayores), a tener un creciente vuelo en las redes y entre las Nuevas Generaciones. De manera que hay autores cuya obra aparece, en primer lugar y de forma muy preponderante, en páginas de Internet y, solo después, en libro. 

Este no es necesariamente el caso de Borja Abati (Oviedo, 1983), el poeta cuya obra “Entre fotos, microrrelatos y poemas cortos” (Libros Indie, 2020) es objeto de esta reseña. Y sin embargo este volumen sí que participa de ese particular “aire lírico” que ha adquirido la poesía por influencia de las redes: métrica libre, con querencias hacia la asonancia arbitraria, hacia la simplificación, íntimo sentimentalismo, amor en letra minúscula, poesía de la experiencia, del suceso pequeño, poemas cortos, propensión por la paradoja, observación fina, lenguaje sencillo… Ha llegado quizá el momento de apostar por la poesía de reciente creación y, en ese ámbito, el libro de Abati es un gran escaparate.


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La obra consta –y este es un rasgo también de la libertad de formas de la poesía reciente– de 50 composiciones (24 poemas breves y 26 microrrelatos) acompañadas cada una de ellas por una fotografía hecha por el propio autor. Se trata de un volumen repleto de una belleza serena y sencilla, de recuerdos ungarettianos a veces: “Que ya no sé / quién eres / quién soy / cuál es la puerta de mi casa”. Otras, encontramos al autor que confiesa la verdad más honda y más sencilla: “Yo miraba el cielo estrellado, / y esperando a que despertaras / algún fantasma acechaba”. Y, como el resto de una sentimentalidad, los recuerdos familiares: “Abuelo, / recuerdo tu casa, el salón / tu envergadura gris / y alguna caricia del pasado”. El lector encuentra en la sencillez, en la exaltación de las relaciones más básicas, como un nuevo conservadurismo que no es sino el subrayado de los aspectos más iniciáticos de cualquier relación humana. 

Los microrrelatos tienen, sin embargo, un aire más cerebral. Abati juega con la paradoja, con descubrir la carta al final del texto, con un retruécano inesperado: “Llegué a la entrevista. Todo iba bien. Una última pregunta: “Dónde te ves en diez años”. No sé por qué, pero contesté algo emocionado. Entonces entró una chica en la sala. Me sonrió y sonreí. Diez años después sigues diciéndome que yo te sonreí primero”.

El libro es, en realidad, un gran collage en donde textos y fotografías dialogan entre sí; las imágenes representan, en ocasiones, al propio autor, casi siempre fuera de foco, y se mezclan con los poemas más confesionales; otras veces las imágenes riman con los poemas. Es muy difícil que el lector no se quede con las ganas de verlas con una mayor calidad para poder disfrutar del libro. Esta observación permite que se haga una referencia a la editorial “Libros Indie” que aparece como una muestra más de la vitalidad y del esforzado trabajo de tantas editoriales pequeñas, artesanales, en España. En este caso se trata de una editorial cántabra especializada en la búsqueda de nuevos talentos jóvenes. Si las nuevas tecnologías han fomentado la precarización de ciertos sectores –y en ese sector muy especialmente–, este sello navega contracorriente y selecciona textos que verdaderamente tienen interés. Y, con ello, saca a la luz autores que –quizá suceda esto con Abati– serán el mañana. 

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