La misión culmina sin víctimas ni daños, pero pone de relieve los retos de la exploración espacial para uso civil y científico
SpaceX completó el martes 27 de mayo el noveno vuelo de prueba de su nave Starship, en un lanzamiento que marcó un nuevo paso en la reutilización de tecnología aeroespacial, pero que finalizó con la pérdida de control del vehículo en órbita. El vuelo, que partió desde la base de pruebas Starbase, en Texas, logró alcanzar el espacio y ejecutar varias fases críticas antes de perder contacto con la nave.
En esta ocasión, el sistema se componía de la etapa superior Starship y el propulsor Super Heavy, que fue reutilizado tras su participación en el séptimo vuelo de prueba en enero de 2025. Este avance constituye un hito dentro del programa de vuelos reutilizables de SpaceX, diseñado para reducir los costes de acceso al espacio y ampliar las capacidades de transporte para misiones científicas y civiles.
El propulsor, equipado con 33 motores Raptor, ejecutó un ascenso completo y se separó de la nave en una maniobra denominada de “puesta en marcha en caliente”. Durante su retorno, realizó maniobras avanzadas para reducir su velocidad de descenso y minimizar el uso de combustible antes del amerizaje previsto en el Golfo de México.
Sin embargo, SpaceX confirmó la pérdida de contacto poco después del encendido final de sus motores, cuando el propulsor sufrió una desintegración inesperada aproximadamente seis minutos después del lanzamiento.
Tras la separación, la etapa superior Starship completó su combustión de ascenso con seis motores Raptor, incorporando mejoras técnicas implementadas tras anteriores fallos, entre ellas, un sistema de purga de nitrógeno y nuevas medidas de seguridad en las juntas.
Durante esta fase se había previsto realizar el primer despliegue de carga útil desde la nave, incluyendo ocho satélites del simulador Starlink. No obstante, la compuerta de la bodega de carga no pudo abrirse y se canceló también el reencendido de uno de los motores, debido a un fallo en el control de actitud.
Ante las dificultades, los sistemas de seguridad automáticos despresurizaron el vehículo para minimizar riesgos durante el reingreso. La comunicación con Starship se perdió a los 46 minutos de vuelo, y según SpaceX, los restos del vehículo habrían caído en una zona controlada del Océano Índico, sin afectar a personas ni infraestructuras.
Este ensayo, aunque incompleto, proporciona información relevante para el desarrollo de futuros lanzamientos destinados al transporte de satélites, investigación científica y, en el largo plazo, exploración interplanetaria.