Multitudinaria procesión del Corpus Christi en el centro de Madrid

Multitudinaria procesión del Corpus Christi en el centro de Madrid

La ciudad de Madrid vivió una jornada de fervor religioso con la celebración de la procesión del Corpus Christi en el centro de la capital, que congregó a numerosos fieles en una manifestación pública de fe. Bajo un sol radiante, miles de madrileños se unieron para acompañar a Jesucristo Sacramentado en una de las solemnidades más significativas del calendario litúrgico.

El Cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, presidió la ceremonia y dirigió una alocución centrada en la urgente necesidad de paz y reconciliación en un mundo marcado por la incertidumbre y los conflictos. En sus palabras, apeló al compromiso cristiano con la dignidad humana y la fraternidad, instando a los asistentes a ser instrumentos de perdón en una sociedad necesitada de esperanza.

El arzobispo agradeció especialmente la participación de los niños que este año han recibido su Primera Comunión, quienes, a pesar del calor, se sumaron con entusiasmo a la procesión. En su intervención, Cobo resaltó “el esfuerzo y la valentía” de estos pequeños y de todos los presentes, manifestando su gratitud por este gesto de fe viva en el corazón de la capital.

"Jesucristo Sacramentado ha salido un año más en el corazón de Madrid", proclamó el cardenal, destacando la importancia de vivir la fe de manera pública y comunitaria. En sus palabras, recordó que la Eucaristía es el centro de la vida cristiana y que, en la solemnidad del Corpus Christi, cada creyente es llamado a ser custodia del Señor a lo largo de todo el año.

El mensaje del arzobispo resonó con especial fuerza al subrayar que “vivimos momentos muy complicados en la historia de la humanidad”. Lamentó la multiplicación de conflictos y tensiones, y defendió la necesidad urgente de mirar al otro con compasión, anteponiendo la dignidad humana a cualquier otro interés. Su discurso apeló a los valores evangélicos como camino para reconstruir la convivencia social.

En este sentido, pidió a los fieles una oración constante por la paz, especialmente por las víctimas de guerras y todo tipo de violencia. Invitó a los cristianos a convertirse en auténticos custodios de paz, siendo testigos del amor de Cristo en el mundo y constructores de reconciliación. “Pidamos a Jesucristo que nos dé la paz necesaria para ser testigos de reconciliación y encuentro”, concluyó.

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