Carajal informativo

No acabo de creerme que el 9 de mayo concluya el Estado de Alarma, porque es lo que ha afirmado Sánchez, y pensar que Sánchez ha dicho una verdad resulta increíble. Más bien, supongo que el anuncio lo ha llevado a cabo al aroma de las elecciones madrileñas, y que, una vez pasadas, se volverá a reflexionar sobre la medida, amparado en las condiciones de la extensión de la pandemia.
Puede que fuera lo más lógico, porque de no ser así, la autoridad de las comunidades autónomas para tomar determinadas medidas, así como el amparo judicial, van a constituir un embrollo de difícil comprensión. Y no sólo para los ciudadanos de a pie, que tenemos que sufrir y obedecer las normas, sino para las propias autoridades autonómicas y los jueces. ¿Un juez va a dictaminar que no puedo sacar a pasear al perro a las doce de la noche? ¿Una comunidad autónoma puede prohibir el derecho constitucional de viajar libremente por el territorio del país? Y, claro, si algún particular, o alguna autonomía se enreda en contenciosos y recursos, el perro se ha meado en la alfombra, o el ciudadano amparado por su derecho Constitucional ya se ha recorrido España desde Gibraltar hasta Bilbao.