El pinganillo y los gilipollas

Sencillamente, y más allá de cualquier otra consideración, al personal de a pie y sin antojeras, lo de tener que ponerse pinganillos para que les traduzcan entre gentes que saben hablar perfectamente la misma lengua, les parece un verdadera y patente gilipollez.
Y todavía peores cosas cuando unos minutos antes y cuando no tenían que hacer la pose, la han estado hablando tranquilamente entre ellos. Entonces es cuando nos toman por gilipollas a todos
Al catalán y al vascuence en España no los persigue ahora nadie. Es más, se les está imponiendo a martillazos y a la fuerza y obligando a todos en sus territorios e incluso en otros que pretenden colonizar a utilizarla en exclusiva. Eso es un hecho incontestable, al igual que la persecución e intento de extirpación de la lengua común de todo el Estado, el castellano, El Español para el mundo, en una violación flagrante y ya normalizada de nuestra Constitución: "Todos los españoles tienen el derecho a usarla y el deber de conocerla". La verdad descarnada de la intención del separatismo nacionalista, que cada vez se exhibe con mayor descaro no es otra que el exterminio de la misma y el convertirla en apestada. El problema que tienen y que empieza a ser mayor cada dia es que les empieza a salir el tiro por la culata. Pasó al revés en otro tiempo y ahora es a ellos a los les sacude en los morros. Lo de andar prohibiendo suele obtener tales respuestas.
Resulta también muy curioso el caso de que por lado va lo que resulta ser la opinión al respecto de no pocos medios y presuntos oráculos de lo correcto y lo que siente, piensa y, si se lo preguntan, contesta el común de las gentes. Ha sucedido así tras el sainete del otro día en Barcelona. Que los opinadores iban por un lado y el personal, lo cantó a voces una encuesta, por otra, algo que pasa cada vez más a menudo y en más asuntos. Una cosa es lo que presuntamente tenemos y debemos de pensar y aceptar y otra muy diferente lo que pensamos y sentimos. Y me parece que la gente se está hartando, cuando y cada vez con mayor frecuencia lo que se le pretende imponer sus estupideces a cada cual mayor y que le violentan tanto la razón como el sentimiento.
Los pinganillos son en muchas cosas un ejemplo. También para desenmascarar la falacia y su mentira. ¿En qué hablaron Puigdemont y Otegui en Waterloó? ¿Se puso Cerdán el aparatejo en la oreja? ¿En qué habló el lendakari vasco en la rueda de prensa posterior? ¿En qué se expresan en sus mitines y ante su propia parroquia?. Pues eso.
La pantomima lleva ya demasiado tiempo siendo una vez tras otra representada como supuesto drama y con Sánchez y sus adláteres, la Armengol en el Congreso, se ha exacerbado más todavia. Aunque aquel momento de dos andaluces, Montilla cuando era el presidente catalán y Chaves el de Andalucía poniéndose un pinganillo en el Senado para ser traducidos tiene podio de ridículo.
Que eso, y por acabar es lo que sinceramente me parece. La solución, además, es de lo más sencilla. Que hablen en lo que les venga en gana. Vale, pero no hay por que traducirles ni rotularles en la tele ni leches en vinagre. Verán con en cuatro días dejaban de hacer el idiota y pretender, encima, que lo hagamos todos los demás. La próxima vez, con no ponerse el pinganillo, listo. Se acaba la tontería o se les deja a solas con ella.