Dice Macron que la coalición de una treintena de países dispuestos a garantizar una eventual paz negociada en Ucrania (España, entre ellos, y me parece bien como apuesta por la diplomacia en el contencioso ruso-ucraniano) no tiene la menor intención de librar una guerra con Rusia, aunque Putin ya ha respondido que, puesto que es un despliegue de soldados "occidentales" (europeos, además de Australia, Japón y Canadá), lo consideran un objetivo militar "legítimo".
En la bautizada como "coalición de voluntarios", tras la reunión de estos en París el jueves pasado, no están China, India, Corea del Norte ni, por supuesto, la Rusia de Putin, parte directamente implicada en el conflicto. Estos países, todos ellos con musculo nuclear, acaban de entrar en la zarandeada geopolítica de nuestros días como futura potencia militar alternativa a la OTAN, que es el brazo militar de lo que entendemos como el occidente civilizado del mundo.
Es en este punto donde el muy difundido grito de Xi Jing Ping, gran timonel del imperio chino, que también pretende serlo de este nuevo alineamiento "antioccidental", nos dejó tocando madera cuando celebraba con sus aliados el 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial. Lo malo es que no se trataba solamente de celebrar la victoria contra el fascismo, como el supuesto enemigo común de entonces, sino de vislumbrar el futuro. O diseñarlo, más bien.
Ojo a la admonición de Xi Jing Ping: "La Humanidad vuelve a enfrentarse a la disyuntiva entre la paz y la guerra, el diálogo o la confrontación, El Progreso compartido o los juegos de suma cero". Lo podía haber dicho uno de los nuestros y lo estaríamos aplaudiendo con las orejas. No es el caso. Es más, creo que la implícita denuncia de que podemos volver a las andadas de las devastadoras guerras del siglo pasado es de justa aplicación al gran timonel de esta parte del mundo, la del occidente democrático imbuido de una presunta superioridad moral. ¿Cómo colocar a Trump en un escalón superior al invasor de Ucrania en valores tales como el imperio de la ley, el respeto a los derechos humanos, la apuesta por el diálogo y no por la confrontación, por el progreso compartido y no por el sálvese quien pueda, por el orden multilateral y no por la ley del más fuerte?
No estoy seguro de que Xi Jinping sea más peligroso que su némesis en la preservación de un orden mundial pacifico. Miedo me da que el contrapeso político de un dictador como Xi Jinping (Oficialmente China es una "dictadura democrática popular" que ejerce la censura, la vigilancia masiva y el atropello de los derechos humanos) lo ejerza un "zoquete" (copyright del papá de Elon Musk) como Donald Trump, que apoya el genocidio que perpetra Netanyahu en Palestina y apadrina la expropiación de Gaza a sangre y fuego para montar un negocio turístico.
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