María Dueñas vuelve al Norte de África en su última novela

María Dueñas vuelve al Norte de África en su última novela

“Pienso mucho los libros antes de escribirlos (…). Cuando hay un chispazo, busco un poco, averiguo, pienso, leo y ya tomo decisiones”. María Dueñas (Puertollano, 1964) es una de esas autoras que no necesitan presentación.

Desde su primera novela, “El tiempo entre costuras” (2009), la escritora ha consolidado su nombre como uno de los más reconocidos de la literatura española actual, y, concretamente, dentro de la ficción histórica. Y es que sus libros tienen mucho de documentación, espera y trasfondo; de ahí su proceso para convertir los “chispazos” que mencionaba en el pódcast “Libros y cosas”, de Inés Martín Rodrigo y Álex Sàlmon, en historias. Una de ellas es la publicada en marzo de este año, “Por si un día volvemos” (Planeta, 2025).

Aunque a ella no le guste enmarcarse en los géneros literarios, es indudable que sus tramas responden a un contexto social, histórico, cultural y político determinado. De la misma manera, y al igual que con sus publicaciones anteriores –“Misión Olvido” (2012), “La Templanza” (2015), “Las hijas del Capitán” (2018) y “Sira” (2021)–, la evolución de las protagonistas es un reflejo de las particularidades del momento. En una primera lectura, pueden parecer de hierro; no obstante, Cecilia Belmonte (la protagonista de “Por si un día volvemos”), como el resto de personajes de María Dueñas, es tan solo “una persona normal” forzada a reinventarse dadas sus circunstancias. Si una palabra ha de definirlas, esa es “resiliencia”. 

La novela se sitúa a principios del siglo XX y comienza de golpe: una joven española huye tras cometer un asesinato. El fallecido es Cecilio Belmonte, un hombre que viajaba a Orán y que, en medio de su trayecto, se cruza con la familia de la chica. Víctima de violación, ella actúa en defensa propia y escapa emprendiendo el mismo camino y suplantando la identidad de su agresor. Empieza así la travesía de la rebautizada Cecilia Belmonte, que se adentrará en la Argelia de los años 20, como otros tantos compatriotas que cruzaron el Mediterráneo

María Dueñas personifica en Orán un nuevo protagonista, puesto que la ciudad africana se convertirá en el hogar de muchos emigrantes europeos –franceses, españoles, italianos– que escapan, como Cecilia, de una situación adversa. Si se considera a Orán un personaje más de “Por si un día volvemos”, su carácter, por tanto, también lo define la resiliencia. En los treinta años que recorre la novela, el lector asiste al auge y declive de la Argelia francesa, antigua colonia del país francoparlante. Los eventos que se suceden serán el desencadenante de las decisiones que van tomando los personajes, siempre con una necesidad imperiosa, una sensación de urgencia, que los obliga a renunciar y a actuar con firmeza. En medio de estas circunstancias, la escritora también rescata a los “pieds-noirs”, figuras normalmente olvidadas en la historia. 

Precisamente un punto a destacar en las tramas de María Dueñas es su inclinación por relatos crudos, así como por figuras principales, normalmente mujeres, con una gran capacidad de superación que queda siempre bien justificada. Cecilia Belmonte se embarca en negocios y se relaciona con personas que no la convienen en un afán de supervivencia que mantiene escrito en la frente, pese a que su situación mejore. Personas como ella, que provienen de las peores condiciones, sociales y económicas, cuentan con esa ansia irrefrenable por avanzar y huir del punto de origen, que no disminuye conforme escalan en la pirámide social. La autora traslada este sentir a la perfección; vemos en Cecilia un constante deseo por reinventarse y superarse, que mal entendido puede leerse como simple ambición desmedida. No obstante, ella, como tantos otros, es fruto de su contexto. 

Se suceden capítulos –a veces apenas unas líneas– donde la joven cambia de trabajo, de barrio y de círculo. Si bien es cierto que la rapidez con la que se pasa de un episodio a otro es, de nuevo, síntoma de la urgencia de su protagonista, también lo es que esta manera de actuar no permite que el lector profundice en cada uno de esos estados, por lo que, en ocasiones, parecen meros momentos puntuales que son únicamente contados por la autora y no enseñados. En esta línea, la escritora abusa de la anticipación, es decir, advierte en numerosas ocasiones a lo largo de la novela de lo que va a pasar a continuación. Sin embargo, con el uso de la primera persona, la cercanía del narrador y la habitual evocación de recuerdos, la sensación que queda al final sí es la de haber recorrido la vida de Cecilia con ella. 

Cada trabajo, cada avance y cada vínculo cumple su cometido en “Por si un día volvemos”. María Dueñas puede presumir de hacer una labor de investigación que queda reflejada en sus páginas y, aunque ella no lo destaque, sus relatos sí están basados en acontecimientos históricos y personajes que emulan lo que pudieron haber sido testimonios reales. La Historia cuenta siempre con ese carácter de conciencia, que, en parte, es también aterrador. No solo por conocer las vivencias individuales y colectivas de generaciones anteriores, también por reconocer el presente en ellas. La Historia tiene esa curiosa característica; suele transformarse, pero suele repetirse y, en ocasiones, el pasado se tiñe de imperiosa actualidad. O viceversa; la imperiosa actualidad se tiñe de pasado. Habrá que recordarlo.

@estaciondecult

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