La Comunidad de Madrid ha dado el primer paso para blindar el Teatro del Siglo de Oro como Patrimonio Inmaterial.
La incoación del expediente, publicada en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM), reconoce la vigencia del teatro aurisecular en la región y abre el camino para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC).
La medida asume que el teatro áureo fue más que un género literario: un espejo de la sociedad madrileña en un tiempo de expansión. Desde que Felipe II fijó la corte en Madrid en 1561, la capital se convirtió en un hervidero de administración, ciencia, artes y fiestas populares. En ese ambiente bullicioso se forjó un teatro innovador, dinámico y profundamente vinculado a la vida cotidiana.
Lope de Vega, Calderón, Tirso de Molina, Quevedo o María de Zayas hallaron en Madrid una inspiración inagotable. Sus calles, plazas y vecinos alimentaron comedias donde lo trágico y lo cómico se entrelazaban. El fenómeno, incubado desde finales del siglo XV con Juan del Encina o Lucas Fernández y reforzado en el XVI por Torres Naharro y Gil Vicente, alcanzó en la Villa y Corte su madurez y proyección.
La capital vivió la expansión de compañías profesionales, la apertura de espacios estables y el nacimiento de un modelo comercial que permitió a los autores vivir de su pluma, algo excepcional en Europa. El Corral de la Cruz abrió en 1579 y el del Príncipe en 1583, gestionados por cofradías para sostener hospitales. Transformado por Juan de Villanueva y renacido como Teatro Español, este último es considerado el buque insignia del barroco escénico español. El expediente cifra en más de 1.100 los autores y en alrededor de 10.000 las obras conservadas.
En paralelo, Alcalá de Henares, cuna de Cervantes, presume del único corral de comedias conservado en la región y de los pocos que sobreviven en España. Inaugurado en 1602 en la actual Plaza de Cervantes, nació como patio empedrado a cielo abierto y evolucionó después a coliseo neoclásico y, más tarde, a teatro romántico.
La imprenta madrileña impulsó la difusión del teatro áureo. Talleres como el de Pedro Madrigal publicaron las primeras ediciones de ‘El Quijote’ y un gran caudal de comedias sueltas y “partes” teatrales, que circularon masivamente por España y Europa. Madrid no solo produjo e imprimió teatro: también se convirtió en tema de escena, con hasta 87 comedias que incluyen su nombre en el título.
Lope exaltó las calles nuevas, el bullicio y los enredos de la villa; Tirso destacó la claridad del cielo y la confusión de sus trazados; Calderón habló de un “Madrid, patria de todos”, moderno y en cambio constante. La ciudad fue protagonista de las comedias de capa y espada y fijó un imaginario urbano que el público reconocía como propio.
Las fiestas populares reforzaron el paisaje teatral, con el Corpus Christi como gran celebración institucional. Música, escenografía y liturgia se fundieron en espectáculos monumentales, especialmente bajo Calderón y con ingenieros italianos como Cosme Lotti o Baccio del Bianco, pioneros en maquinaria escénica, luces y efectos. El teatro del Siglo de Oro se consolidó como arte total: literatura, música, danza, arquitectura efímera y sentidos compartieron escena en loas, entremeses, bailes y autos sacramentales.
Lejos de ser patrimonio dormido, el teatro aurisecular mantiene plena vigencia. La resolución cita el Festival Hispanoamericano del Siglo de Oro Clásicos en Alcalá, que en 2025 supera las 86 funciones, y subraya la labor de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, el Teatro de la Abadía, el Corral Cervantes y compañías como Morboria Teatro, Noviembre Teatro o Ron Lalá. Aunque no se detectan riesgos graves, el informe advierte de que una eventual pérdida de interés del público dificultaría la transmisión y propone programación estable, más investigación y experiencias sensoriales que acerquen el repertorio al espectador contemporáneo.
Tras la incoación, se abre un periodo de información pública de un mes y se solicitarán informes a la Real Academia Española, la Real Academia de la Historia y la Universidad Complutense de Madrid. Con estos trámites, la Comunidad de Madrid avanza hacia el reconocimiento del Teatro del Siglo de Oro como Bien de Interés Cultural de carácter inmaterial.