El Ayuntamiento de Madrid prevé que el Plan Reside, su principal herramienta para atajar el crecimiento descontrolado de las viviendas de uso turístico (VUT), entre en vigor a la vuelta del verano, coincidiendo con el primer Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid del nuevo curso político. Así lo ha confirmado el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, durante una visita institucional al invernadero de Matadero.
El delegado ha recordado que el plan ya cuenta con el visto bueno de la Comisión regional de Urbanismo, y que el siguiente paso será su aprobación definitiva por parte del Ejecutivo autonómico. Tradicionalmente, esta reunión se celebra en la última semana de agosto o la primera de septiembre, por lo que su entrada en vigor se espera de forma inminente.
Carabante ha reivindicado esta normativa como una respuesta “valiente y equilibrada” a un fenómeno que, según ha subrayado, “ninguna ciudad es ajena”. “Madrid todavía conserva ese equilibrio entre vecinos y turistas, y por tanto estamos ante la oportunidad de regular y ordenar una actividad en la que otras grandes ciudades han fracasado”, ha afirmado.
El delegado ha sintetizado el espíritu del Plan con una máxima clara: “Donde vivan los madrileños, no duerman los turistas”, con el objetivo de prevenir los problemas de convivencia y preservar la identidad residencial de los barrios. El Plan Reside introduce medidas orientadas a aumentar la oferta de vivienda, como la transformación de edificios terciarios y equipamientos dotacionales privados en viviendas de uso permanente, especialmente en el centro de la ciudad.
Una de las medidas más relevantes que recoge el Plan Reside es la extensión a toda la ciudad del requisito de contar con acceso independiente para que una vivienda pueda ser destinada a uso turístico. Este criterio, ya aplicado en ciertas zonas de la capital, se hará ahora extensivo al conjunto del municipio y limitará la implantación de estas actividades en edificios residenciales compartidos.
Además, las viviendas turísticas sólo podrán ubicarse en planta sótano, baja o primera, siempre que cumplan con los requisitos exigidos. Con ello, el Consistorio busca poner fin a la proliferación de pisos turísticos dispersos por el cogollo histórico de Madrid, que en los últimos años ha alterado profundamente la vida vecinal y ha disparado el precio de la vivienda en determinadas zonas.
Carabante ha defendido que el nuevo marco urbanístico tiene una vocación claramente ordenadora y equilibrada. “Queremos generar un mayor número de viviendas en el centro de la ciudad y, al mismo tiempo, ordenar la oferta turística y garantizar la convivencia con los vecinos”, ha señalado.