Cómo ayudar a un adicto a entrar en una clínica de desintoxicación

Acompañar a una persona con adicciones en su proceso de recuperación no es un propósito sencillo. Los amigos y familiares sufren doblemente: por un lado, por la situación de su ser querido y, por otro, por el desgaste que ellos mismos experimentan a la hora de abordar, diariamente, la condición de dependencia de estas personas.
Especialmente complejo resulta, en opinión de los expertos, ser las personas que guíen al adicto hacia una clínica de desintoxicación como el Instituto Europeo Alfi. Este paso es de vital importancia para su recuperación y para mantener a raya la dependencia. Por eso, conviene saber qué pasos dar para no agobiar al enfermo y lograr que se ponga en manos de profesionales especializados en estas dolencias.
Los terapeutas del Instituto Europeo Alfi ofrecen una serie de recomendaciones y pautas que se pueden seguir para lograr que este proceso sea lo menos doloroso posible para todas las partes.
Asesoría especializada
Lo primero que deben tener en cuenta las personas que tienen cerca a un dependiente de las drogas o del alcohol es que no tienen por qué saber lidiar con este tipo de problemas.
¿Qué quiere decir esto? Que es muy posible que se falle en varias ocasiones antes de lograr que el enfermo ingrese en una clínica de desintoxicación. Y también es normal sentirse perdido, desesperado o con la sensación de no tener herramientas suficientes.
Precisamente por eso es recomendable que el primer paso sea recibir asesoría especializada de un centro de desintoxicación. Los expertos que trabajan con este tipo de pacientes pueden dar algunas claves sobre cómo iniciar poco a poco el proceso hasta convencer a la persona que sufre la adicción de ingresar, por su propia voluntad, en el centro.
Compresión y acompañamiento
La única manera de llevar a alguien por obligación a una clínica de desintoxicación es a través de una resolución judicial. Como no es deseable tener que llegar a este extremo, es importante mostrar comprensión del problema y acompañamiento.
De este modo, la persona dependiente no entenderá esto como un castigo o una forma de quitarlo de en medio, sino como una herramienta para enseñarle a cuidarse y a continuar unido a las personas que quiere.
En este punto, no hay que entender un paso atrás como un fracaso: el adicto irá haciendo pequeños avances en su toma de decisiones y regresando a una zona de confort donde se siente cómodo. Lo que sí que habrá que hacer es celebrar de una manera racional y dialogada cada pequeño avance que se logre.
Inflexibilidad
Ser comprensivos no es sinónimo de convertirse en personas permisivas que dejen que el enfermo siga consumiendo sin ningún tipo de límite.
Los especialistas médicos inciden en la relevancia de que los familiares y amigos cercanos sean inflexibles a la hora de mostrar la determinación de que hay que acabar con la adicción.
Dicho de otro modo, los familiares que quieren que la persona vaya a un centro de desintoxicación deben tener en mente una frase similar a esta: “Te acompaño, te quiero, sé que es difícil, pero no voy a aceptar que esto siga así”.
Esta firmeza ayudará al adicto a comprender que tiene que tomar cartas en el asunto y dejarse ayudar para regresar a un estilo de vida ordenado en el que pueda convivir con sus seres queridos sin mayor problema.
Mostrar la realidad
Muy unida a esa inflexibilidad o firmeza debe estar el hecho de mostrar la realidad que está viviendo el adicto.
De nada vale dulcificar su situación o esconder su adicción de cara a la galería. De hecho, los terapeutas consideran que uno de los principales motivos de cambio está en el momento en el que el enfermo se da cuenta de lo que la adicción está provocando en su entorno.
Un ejemplo sería hablar, de un modo calmado, comprensivo y conciliador, de lo difícil que resulta para los pequeños de la familia ir de visita a casa. O del modo en el que los amigos han dejado de invitarle a fiestas o a eventos por miedo a lo que pueda pasar.
Darse de bruces con esta realidad, de un modo asertivo y sin reproches, es una forma de que adquiera consciencia de su responsabilidad y desee llevar a cabo medidas para solventar el escenario que se ha generado.
Ejemplos de éxito
Uno de los recursos más utilizados en una segunda etapa, cuando el adicto ya está abierto a hablar de acudir al centro, es contar con el testimonio de alguien que ha pasado por allí y ha logrado reconducir su vida.
Por mucho que digan los médicos, los familiares o la sociedad, nadie podrá imaginar lo que está pasando: enfado, necesidad de consumir, preocupaciones, ira… Solo otra persona que ha estado en una situación similar podría conversar sobre cómo se vive con una adicción y lo bueno que ha encontrado al superarla.
Muchos centros cuentan con ayuda de exadictos que voluntariamente acuden a las terapias y que también pueden ofrecerse como un interlocutor directo en este periodo en el que todavía no está claro que se vaya a acudir al centro de desintoxicación para iniciar las terapias y tratamientos.
Plantear un plan de ingreso con la clínica
Llegados al punto de cruzar las puertas de la clínica, es importante que la persona adicta conozca a los terapeutas con los que va a tratar, exponga sus dudas y condiciones y, entre todos, se llegue a un acuerdo para comenzar a trabajar en su recuperación.
Familia, profesionales y personas dependientes deben estar muy unidos en este momento, en el que la comunicación fluida es especialmente importante.
En este proceso entra en juego también la terapia asistencial a los familiares. Es algo recomendado en las clínicas de desintoxicación, ya que no solo ayuda a los seres queridos del enfermo a entender qué ha pasado, está ocurriendo y va a pasar, sino que además les ofrece herramientas para trabajar con él una vez que abandone el centro médico.
Siguiendo estos pasos, conseguir que una persona que depende de sustancias tóxicas acceda a ingresar en un centro de recuperación será algo menos complejo y con menos conflictos que si se opta por otros métodos más drásticos.