Pedro Sánchez cerró este sábado un extenso Comité Federal del PSOE —más de ocho horas de duración— con un discurso cargado de mensaje político e interno.
El Presidente del Gobierno y secretario general del partido defendió con firmeza su gestión al frente del Ejecutivo, incluyendo la controvertida Ley de Amnistía, y reivindicó los pactos de izquierda como vía de progreso frente a la alternativa de PP y VOX.
En un gesto de fidelidad al partido, aseguró: "Cuando deje de ser presidente del Gobierno, seré un militante más al lado de mi secretario general". Esta afirmación, según fuentes socialistas, se interpretó como un mensaje velado al expresidente Felipe González, quien en las últimas semanas ha intensificado sus críticas a Sánchez, incluso cuestionando su continuidad y pidiendo un nuevo liderazgo tras el escándalo del caso Cerdán.
Sánchez aprovechó su intervención final para responder a las pocas voces críticas escuchadas durante el cónclave. Entre ellas, la del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y la de la alcaldesa de Palencia, Miriam Andrés, que pidió abiertamente que no repita como candidato en las elecciones de 2027. El resto de intervenciones, sin embargo, respaldaron al líder socialista.
El presidente también abordó el impacto del caso de corrupción que afecta al exsecretario de Organización, Santos Cerdán. En este contexto, anunció el relevo inmediato de Francisco Salazar —nombrado recientemente para sustituir a Cerdán y apartado por "comportamientos inadecuados" con mujeres de su equipo— y presentó un paquete de 13 medidas contra la corrupción para reforzar los controles internos del partido.
Visiblemente firme, Sánchez reafirmó su voluntad de seguir al frente del PSOE y del Gobierno pese a la tormenta interna: “El capitán no se desentiende cuando viene mala mar, se queda a capear el temporal, a salvar el rumbo y a ganar el puerto”. En ese sentido, dijo sentirse “traicionado” por quienes abusaron de su confianza —en referencia directa a Cerdán, al exministro José Luis Ábalos y a su asesor Koldo García— y subrayó que se queda por "responsabilidad" con la militancia y con el proyecto político que representa.
Sánchez cerró su intervención haciendo una defensa cerrada de la Ley de Amnistía, recientemente avalada por el Tribunal Constitucional, como una respuesta política necesaria ante el conflicto catalán. También subrayó que los acuerdos con otras fuerzas progresistas son la base del modelo de país que propone frente a las "grandes coaliciones" del PP y Vox, a las que acusó de querer “hacer retroceder” los avances sociales.
Con este posicionamiento, Sánchez intenta blindar su liderazgo dentro del PSOE y enviar una señal de estabilidad a sus socios de Gobierno y a la ciudadanía, mientras continúa navegando una crisis interna de gran calado.