Más de un millón de jóvenes se congregaron en la explanada de Tor Vergata, en Roma, para participar en la vigilia del Jubileo de los jóvenes, presidida por el Papa León XIV.
El Pontífice llegó desde el Vaticano en helicóptero, saludó a los asistentes y llevó la cruz de la esperanza hasta el altar, marcando el inicio de un encuentro cargado de espiritualidad y emoción.
Durante la ceremonia, el Papa quiso recordar a dos jóvenes recientemente fallecidas: María Cobo, una madrileña cuya fe conmovió a muchos, y Pascale Rafic, una joven egipcia. Invitó a todos a orar por ellas, convirtiendo el acto en un momento de profunda comunión y recuerdo. En paralelo, más de 30.000 españoles se unieron en oración por María en una Eucaristía celebrada en la Plaza de San Pedro. El Cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, destacó su ejemplo y afirmó que “María ya ha cruzado la Puerta Santa”.
El encuentro en Tor Vergata también fue espacio para la reflexión sobre los retos contemporáneos. El Papa abordó temas como la amistad en tiempos digitales, señalando que las redes sociales pueden facilitar el contacto, pero también generar aislamiento si no se cultivan relaciones auténticas. Enfatizó la necesidad de encontrar vínculos verdaderos y cómo la fe puede ser un puente hacia un futuro lleno de esperanza.
León XIV respondió también a inquietudes de los jóvenes sobre decisiones vitales y el temor al futuro. Subrayó que elegir es parte esencial de la vida humana y que nuestras decisiones deben tener como fundamento el amor duradero, como el de Dios. Invitó a los jóvenes a optar por caminos que expresen el don de sí mismos y los acerquen a una vida plena y verdadera.
Antes de concluir, el Pontífice habló sobre la vocación al bien y la presencia de Cristo en medio de las dificultades. Recordó que el bien se aprende y se discierne a través del ejemplo de quienes nos rodean, y animó a los jóvenes a ser testigos del Evangelio en el mundo actual, comprometidos con la justicia, la compasión y la humanidad.