Una cápsula que transportaba restos humanos conmemorativos terminó precipitándose en el Océano Pacífico tras un fallo en el sistema de paracaídas durante su reingreso a la Tierra. La cápsula Nyx, desarrollada por la empresa aeroespacial alemana The Exploration Company, fue lanzada el pasado 23 de junio desde la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg, en California, a bordo de un cohete Falcon-9 de SpaceX.
El objetivo de la misión era rendir homenaje a más de 166 personas fallecidas mediante el envío de sus cenizas y muestras de ADN al espacio, un servicio gestionado por la empresa Celestis, especializada en vuelos espaciales conmemorativos. La nave completó dos órbitas alrededor del planeta antes de iniciar el descenso, pero una anomalía en el sistema de aterrizaje impidió la recuperación controlada del vehículo, que finalmente impactó en el mar y dispersó su contenido.
Pese al accidente, Celestis ha defendido el carácter simbólico y honorable del destino final de la cápsula. En un comunicado, la compañía señaló que, aunque no se espera recuperar el dispositivo, consideran que el impacto representa una forma de "dispersión marina tradicional y digna", aportando consuelo a las familias al saber que sus seres queridos "orbitaban la Tierra y ahora descansan en la inmensidad del Pacífico".
Este incidente supone la segunda pérdida de una carga útil por parte de Celestis. En 2023, otro cohete que transportaba los restos cremados del astronauta Philip K. Chapman explotó en vuelo sobre el estado de Nuevo México. A pesar de estos reveses, la compañía sigue promoviendo este tipo de homenajes espaciales, que buscan ofrecer una alternativa simbólica al sepelio tradicional mediante el envío de restos al espacio exterior.