Un estudio teórico liderado por el astrofísico Jonathan Tan, de la Universidad de Virginia, plantea un nuevo marco para explicar el origen de los agujeros negros supermasivos.
Según su propuesta, estos gigantes cósmicos, que se ocultan en el centro de la mayoría de las grandes galaxias, incluida la Vía Láctea, podrían haber surgido a partir de los restos de las primeras estrellas del universo.
Estas formaciones, con masas millones o incluso miles de millones de veces superiores a la del Sol, han generado un intenso debate científico. El interés se ha incrementado desde que el Telescopio Espacial James Webb ha detectado numerosos ejemplares situados en regiones muy lejanas, cuya existencia se remonta a épocas cercanas al nacimiento del cosmos.
La teoría de Tan, denominada "Población III.1", sostiene que todos los agujeros negros supermasivos se originaron a partir de estrellas primigenias de gran tamaño, cuya formación estuvo influida por la energía liberada en un proceso llamado aniquilación de materia oscura. Este modelo ha anticipado varios de los descubrimientos más recientes realizados por el telescopio James Webb.
En su artículo, publicado en el repositorio científico arXiv y pendiente de aparecer en The Astrophysical Journal Letters, Tan plantea una predicción adicional: las estrellas progenitoras habrían ionizado rápidamente el gas de hidrógeno del universo, emitiendo destellos luminosos capaces de llenar el espacio. Esta etapa de ionización temprana, anterior a la de las galaxias convencionales, podría ofrecer respuestas a cuestiones abiertas en cosmología, como la denominada “Tensión de Hubble”, la hipótesis de “Energía Oscura Dinámica” o la preferencia por “Masas Negativas de Neutrinos”.
Tan subraya que esta conexión no formaba parte del diseño inicial de la teoría, pero podría tener una relevancia clave para comprender la evolución del universo.
El trabajo ha recibido elogios de Richard Ellis, profesor de astrofísica en el University College de Londres y una de las figuras de referencia en el estudio de las primeras galaxias y la luz primigenia. Ellis ha destacado que el modelo de Tan ofrece un marco elegante para explicar un proceso en dos fases: el nacimiento de las estrellas y la posterior ionización. Según el investigador británico, las primeras estrellas pudieron formarse en un breve y brillante estallido antes de desaparecer, de modo que lo que hoy observa el telescopio James Webb podría corresponder a una segunda oleada de formación estelar.
Ellis concluye que el universo, lejos de estar completamente descrito, aún guarda fenómenos capaces de sorprender a la comunidad científica.