Francisco de Manuel y Roca Rey, triunfos de distinto valor en Colmenar Viejo
Colmenar Viejo (Madrid), 30 ago.- El joven Francisco de Manuel hizo el mejor toreo de la tercera de feria en Colmenar Viejo (Madrid), una tarde en la que tomó la alternativa y en la que salió triunfador junto a Roca Rey, que a diferencia del toricantano estuvo más espeso que de costumbre e igual de efectista que siempre.
Francisco de Manuel se mostró muy variado con el percal en el toro de la alternativa, al que saludó intercalando verónicas y chicuelinas, suerte, este última, que repitió en un posterior quite alternando también tijerillas.
De hinojos comenzó la faena de muleta, apretando a un animal que en cuanto se vio podido se vino abajo por su manifiesta falta de raza. Y De Manuel lo toreó a partir de ese momento muy despacito en una labor aseada en la que se le vio fácil y solvente pero sin llegar a mayores cotas por lo poco que transmitió el "cuvillo". Perdió premio por culpa de los aceros.
Y lo que son las cosas, en el sexto pegó De Manuel los mejores muletazos de toda la tarde, los más ajustados, los más hondos y auténticos, sobre todo por el pitón izquierdo de un toro de muy poquito fondo y del que tiró con mucho temple y notable suficiencia también por el pitón derecho.
Es verdad que le faltó contundencia con la tizona y que le sobró un tiempo en la faena -se alargó demasiado- pero cortó dos orejas que, comparado con lo de antes, fueron de ley,
El primero de Morante fue un toro terciado, sin remate y con poquita cara, que además tenía las fuerzas justas para sujetar la divisa y que el palco echó para atrás con los tres pares de banderillas ya puestos. Es cierto que el enfado de la gente iba cada vez a más, pero ¿no pudo haberlo devuelto antes, cuando ya se veía que era un inválido?. Cosas del "taurineo"...
En su lugar salió un sobrero de Domingo Hernández que también fue muy poca cosa tanto en presencia como de fondo, un animal totalmente vacío con el que sorprendentemente Morante lo intentó, sin tirar por la calle del medio como otras veces (se hubiera agradecido), aunque sin poder sacar nada lucido. Además, anduvo mal con los aceros.
El cuarto se movió algo más pero sin entregarse, o lo que es lo mismo, soltando la cara y sin rematar los viajes.
Morante, que dejó dos exquisitas verónicas en el recibo y un bello quite de igual guisa, dejó detalles también con la muleta, que fueron simplemente eso: fogonazos aislados y sin concretar a lo largo de una faena ligerita y más aparente que lucida. Y tras un infame bajonazo cortó la oreja más benévola y barata de la feria.
Roca Rey no pasó de discreto con un tercero en el límite de todo y al que no pegó ni un solo muletazo en condiciones, ora por lo deslucido que fue el animal, ora porque a él le faltó también más tacto en todo lo que hizo y menos triquiñuelas.
Faena muy espesa la del peruano, que ni con los guiños en la distancia corta hizo despertar a los tendidos. Todo lo contrario, pues le llegaron a apremiar a que desistiera de tantos alardes sin sustancia y sin sentido alguno.
No estuvo mucho mejor Roca con el quinto, el toro más facilón de la corrida y al que toreó con demasiadas ventajas en una faena "estajanovista", y en la que pegó muchos pases pero sin llegar a ligarlos por quedarse siempre descolocado entre uno y otro, y la gran mayoría tropezados.
Siendo sinceros no estuvo bien el peruano y algunas voces en los tendidos así se lo recriminaron. Un final nuevamente a base de "efectos especiales" y una estocada a la primera le granjearon el doble trofeo, un premio desmedido y muy exagerado, impropio de una plaza que en otros tiempos no le hubieran sacado ni a saludar.
FICHA DEL FESTEJO.- Cinco toros de Núñez de Cuvillo, de escasa presentación (tuvo más trapío la novillada del sábado), blandos y descastados en conjunto. El segundo fue un sobrero de Domingo Hernández, en la línea de los titulares.
Morante de La Puebla (canela y azabache): tres pinchazos y dos descabellos (silencio); bajonazo (oreja tras aviso);
Roca Rey (lila y oro): pinchazo y estocada baja con derrame (ovación); estocada (dos orejas tras aviso).
Francisco de Manuel (blanco y oro), que tomaba la alternativa: estocada atravesada que hace guardia y cinco descabellos (ovación tras aviso); pinchazo y estocada (dos orejas tras aviso).
En cuadrillas, buena brega de Juan Carlos Rey al primero y de Juan José Domínguez al quinto. El propio Juan Carlos Rey saludó tras banderillear al sexto, en el que destacó también la lidia de Iván García.
Al finalizar el paseíllo se guardó el ya habitual minuto de silencio por las víctimas de la Covid-19, en una tarde en la que se cumplían también 36 años de la muerte en esta plaza de José Cubero "Yiyo".
La plaza presentó un gran aspecto, llenándose la totalidad del 50% del aforo permitido.
Por Javier López