En Madrid, el juego online ha pasado de ser una novedad a formar parte del paisaje digital habitual dentro de una amplia franja de edades.
Se consume en el móvil, en anuncios y, para muchos adultos, se ha convertido en una forma más de ocio. Pero con esa expansión también han llegado retos importantes que hay que acometer y superar cuanto antes. El más evidente, y quizá el más delicado, es evitar que los menores se cuelen en este mundo antes de tiempo.
Durante años, las plataformas han intentado cerrar puertas, pero la tecnología avanza a un ritmo que obliga a mejorar continuamente las cerraduras. Ahora, la Comunidad de Madrid, en coordinación con la Dirección General de Ordenación del Juego, ha decidido asegurar esta entrada un poco más. Las nuevas medidas se consideran un rediseño de cómo se comprueba quién está detrás de cada registro. Desde este año, las páginas de apuestas deben validar la identidad en tiempo real, cruzando datos con registros oficiales antes incluso de permitir que el usuario dé un solo paso dentro. Si la información no encaja o se detecta que el documento pertenece a un menor, el sistema corta el acceso de inmediato.
Las empresas que operan en este sector también han entendido que no basta con cumplir, sino que hay que ir más allá. Los procesos de alta son más transparentes, se explica mejor qué herramientas de autocontrol existen, y se pone al usuario adulto en el centro de la experiencia. Así, si eres mayor de edad y buscas un entorno seguro y regulado, puedes registrate aquí y entrar en una de esas plataformas que cumplen con las exigencias más estrictas, tanto en verificación como en responsabilidad, siendo además ideal para pasar un buen rato.
Madrid está reforzando el trabajo educativo, porque prevenir, además de algoritmos, se trata de ampliar su actuación en centros escolares, asociaciones de padres y entidades sociales que cuentan ahora con guías actualizadas para explicar a los adolescentes qué significa el juego online, por qué no es un terreno para ellos y cómo identificar riesgos a tiempo.
En casa, la tecnología también se convierte en aliada. Se promueve el uso de filtros parentales, aplicaciones que bloquean webs de apuestas y sistemas que notifican cualquier intento de acceso. Es un esfuerzo que va más allá de las familias con los operadores legales, integrando Inteligencia Artificial para detectar patrones sospechosos, desde múltiples intentos de registro con datos modificados hasta el uso de dispositivos compartidos.
Este movimiento también se apoya en herramientas como el Registro General de Interdicciones de Acceso al Juego, que ahora está más conectado y puede impedir en segundos que una persona autoexcluida acceda a cualquier operador legal, ya sea presencial o digitalmente.
En definitiva, Madrid está dibujando un modelo en el que la seguridad se basa en leyes y en un compromiso colectivo. Operadores, autoridades, educadores y padres forman parte de un engranaje común, con un objetivo que debería ser incuestionable: que el juego sea un ocio responsable, exclusivo para quienes cumplen la edad legal y están dispuestos a hacerlo de manera segura.
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