El otoño musical viene caliente
Empieza a todo Tren el otoño musical madrileño. Y ya les anticipo que la temperatura no baja, más bien al contrario, en el resto de la temporada.
Abren el fuego ya mismo la Orquesta y Coro Nacionales de España, con una versión de concierto de “Fidelio”, la única ópera de Beethoven, una obra que habla de amor, pero sobre todo, de ese lema que tanto gustaba a Beethoven: la libertad. Repertorio muy apropiado para quien dirigirá las dos interpretaciones de esta ópera, David Afkham, titular de los conjuntos nacionales. Justo antes de que llegue la Navidad, la misma orquesta ofrece el brillante arreglo sinfónico de “El Anillo de los Nibelungos” de Wagner, titulado “El Anillo sin palabras”, bajo la batuta de Josep Pons. Una forma idónea de acercarse a la gran música de Wagner para aquellos que prefieren disfrutar de su brillantísima música orquestal sin la participación de las voces. La Sinfónica de RTVE opta por el repertorio local para iniciar la temporada, y poca cosa tan madrileña como “La verbena de la Paloma”, con dirección musical de Miquel Ortega, así que el interés parece evidente.
En noviembre tiene mucho atractivo el monográfico dedicado a Chaikowski por el director titular de la orquesta televisiva, Christoph König. Se nos ofrecen el muy conocido Primer concierto para piano, con el concurso de uno de nuestros mejores pianistas, Josu de Solaun, y la a menudo injustamente menospreciada “Sinfonía Manfred”, página inspirada en el poema del mismo título de Lord Byron y de una intensidad dramática considerable. También es un bocado de los de no perderse el primer concierto de Ibermúsica, nada menos que con la Filarmónica de Viena ofreciendo el ballet de Stravinski “Apolo y las Musas” y una de las más poderosas sinfonías de Shostakovich (de cuya muerte se cumplen 50 años en 2025): la “Décima”, que se estrenó a finales de 1953, poco después de la muerte de Stalin, con el que el compositor, por ponerlo suavemente, no había tenido las cosas fáciles.
No baja la temperatura porque apenas una semana después se produce el primer aterrizaje de los tres que tendremos esta temporada de un director tan fascinante como atípico y controvertido: Teodor Currentzis. Con su propia orquesta, MusicAeterna, nos ofrece otra conocida sinfonía de Shostakovich, la “Quinta”, que sirvió para apaciguar la hostilidad que el régimen stalinista había expresado poco antes contra una de sus obras, la ópera “Lady Macbeth de Mtsensk”. Se nota el precitado aniversario, porque también del ruso nos llega otra sinfonía, la “Sexta”, que presenta en el ciclo de Ibermúsica otra orquesta de campanillas, la de la Tonnhalle de Zurich, con su titular, Paavo Järvi. Como no todo van a ser grandes sinfonías, justo antes de Navidad, también de la mano de Ibermúsica, hay un concierto de esos que un buen aficionado no debe dejar pasar. La agrupación francesa Le Concert d’ Astrée, con la dirección de esa mujer que fundara el conjunto y que contagia energía y vibración con cada gesto, Emmanuelle Haïm. El repertorio no puede ser más conocido y atractivo: “Música Acuática y Música para los Fuegos Artificiales” de Handel, y Suite en re mayor de J.S.Bach. Haïm asegura un Händel de alto voltaje. Y ya que sale Händel a relucir, es inevitable mencionar el concierto que la Orquesta y Coro Nacionales de España ofrecen justo al borde de la Navidad. Nada menos que su más conocido oratorio, “El Mesías”. Los conjuntos nacionales no son especialistas en este repertorio, pero han demostrado su buena ductilidad y quien les dirige en esta ocasión, Paul Agnew, sí es especialista, y de categoría. Para aficionados que, por el contrario, busquen escapar al repertorio más trillado, nos llega, de la misma época, la recuperación histórica de una ópera de Francesco Corselli, “La cautela en la amistad y robo de las Sabinas” (1735). Un empeño encomiable del Centro Nacional para la Difusión Musical, con el joven y talentoso contratenor, clavecinista y director coruñés Alberto Miguélez Rouco, y su conjunto Los Elementos.
No es menor la temperatura en el campo de los recitales y la música de cámara. El primero ocurre inmediatamente, el recital de la magnífica pianista rusa Yulianna Avdeeva el día 10 de septiembre dentro del Ciclo de Grandes Intérpretes de Scherzo, con obras de Chopin y Liszt. Avdeeva ganó el célebre concurso Chopin en 2010, y nos ha impresionado cuantas veces la hemos escuchado desde entonces. En ese mismo ciclo, ya en noviembre, tendremos al joven francés Alexandre Kantorow, que también dejó un excelente sabor de boca la temporada pasada. En esta ocasión con un recital en el que destacan obras de Liszt y Rachmaninov, pero en el que también hay obras de Bartók y Brahms. Pero antes, en el Círculo de Cámara que organiza El Círculo de Bellas Artes, habrá abierto temporada nada menos que la ilustre veterana Elizabeth Leonskaja, con un programa del mayor atractivo: las tres últimas “Sonatas” de Schubert. Todas son auténticas Joyas, pero la última es una verdadera maravilla. Y cierro este recorrido con un concierto que también recomiendo vivamente: el recital que, en ese mismo ciclo del Círculo de Cámara, ofrecerá el violonchelista italiano Mario Brunello, con obras de J.S. Bach para violín solo adaptadas por el intérprete a un instrumento hermosísimo, el violonchelo piccolo. Este recital se ofreció este verano en el festival de Granada y, créanme, fue para guardarlo en la memoria.
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