La catedral de Santa María la Real de la Almudena ha sido el escenario de la ordenación de tres nuevos diáconos permanentes al servicio de la Archidiócesis de Madrid: Alberto Sandoval, Miguel Ángel Rodríguez y Roberto Gómez.
La solemne celebración estuvo presidida por el Cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, y contó con la participación del obispo auxiliar Vicente Martín, más de una veintena de sacerdotes y numerosos fieles. Entre los asistentes se encontraban familiares y amigos de los nuevos ordenandos, que vivieron con emoción y recogimiento este importante paso en su vocación cristiana.
Durante la homilía, el cardenal Cobo subrayó la dimensión del servicio como núcleo de la vocación diaconal. Explicó que los diáconos están especialmente llamados a atender a los más necesitados y a tender puentes hacia quienes se sienten alejados de la Iglesia. Según el prelado, esta entrega nace y se fortalece en el ámbito familiar y laboral, descritos como verdaderas “escuelas de amor” en las que se aprende a servir con humildad.
El arzobispo también evocó el saludo pascual de Cristo resucitado como modelo para el ministerio diaconal: ser mensajeros de paz. Añadió que, sin dejar de lado su función litúrgica y sacramental, los diáconos deben encarnar esa paz y compromiso en cada aspecto de su vida cotidiana. En este sentido, recordó que el Concilio Vaticano II restauró el diaconado permanente precisamente para responder a los desafíos pastorales actuales, dando un nuevo impulso a esta vocación.
Cobo fue claro al afirmar que los diáconos no son ordenados para el sacerdocio, sino para el servicio en los ámbitos de la liturgia, la Palabra y la caridad. Enfatizó que una Iglesia que no sirve pierde su esencia, e instó a los recién ordenados a mantener viva su relación con Cristo, sin olvidar nunca a quienes sufren.
Tras la imposición de manos y la plegaria de ordenación, el cardenal invitó a todos los presentes a renovar su compromiso de fe. Con estas nuevas ordenaciones, la diócesis de Madrid cuenta ya con 55 diáconos permanentes. A ellos se suman otros dos compañeros que recibieron el orden en Roma, durante el Jubileo de los Diáconos.