La catedral de la Almudena acoge el Jubileo de los Misioneros en Madrid

La Catedral de la Almudena ha sido el escenario de una emotiva celebración en la solemnidad de la Ascensión del Señor, donde la Iglesia diocesana de Madrid ha conmemorado el Jubileo de los Misioneros.
Un centenar de misioneros diocesanos, religiosos, sacerdotes y familias se han reunido para este evento, en el que el Cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha recibido a los participantes, incluidos aquellos que se preparan para partir este verano. Durante la ceremonia, el cardenal ha subrayado la importancia del testimonio misionero, instando a los presentes a compartir sus aprendizajes con toda la comunidad eclesial madrileña. En su homilía, ha elogiado la valentía y generosidad de los misioneros, destacando su papel en despertar a una Iglesia a veces centrada en sus problemas internos. La celebración ha concluido con los testimonios de David y Maruxa, del Camino Neocatecumenal, y del sacerdote comboniano Juan Antonio Fraile, quienes han compartido sus experiencias misioneras en Guam y el Congo, respectivamente.
En la solemnidad de la Ascensión del Señor, la Iglesia diocesana de Madrid ha celebrado el Jubileo de los Misioneros en la catedral de la Almudena. Durante el evento, Manuel Cuervo, delegado de Misiones de la diócesis, ha destacado el sacrificio de aquellos que han dejado todo por amor a Dios para llevar la alegría de la Pascua a donde la Iglesia los envía. Un centenar de misioneros diocesanos, religiosos, sacerdotes y familias han participado en esta celebración.
El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha recibido a los misioneros, incluidos aquellos que se preparan para partir este verano. Les ha instado a compartir sus aprendizajes con toda la Iglesia de Madrid y ha expresado su deseo de que su testimonio inspire futuras vocaciones para la misión *ad gentes*. El cardenal ha subrayado la importancia de no guardar para sí mismos lo aprendido en sus misiones.
En su homilía, el cardenal Cobo ha resaltado que el tiempo de la Iglesia en misión es el tiempo del Espíritu Santo. Ha elogiado la generosidad y valentía de los misioneros, quienes, según él, despiertan a una Iglesia a veces centrada en sus problemas internos. Ha manifestado su orgullo por estos misioneros, cuyo testimonio es un modelo para aprender a ser cristianos misioneros y pregonar la bondad y belleza del Evangelio.
El cardenal ha agradecido a los misioneros por mostrar que la Iglesia es más grande que nosotros mismos. Ha destacado que, aunque no buscan protagonismo, llevan el sello de Cristo y su Iglesia, apuntando siempre a la comunidad eclesial. Ha pedido a los misioneros que continúen interpelando a la Iglesia con su coherencia y ejemplo, recordando que todos estamos llamados a ser discípulos misioneros.
Al concluir la Eucaristía, dos misioneros han compartido sus testimonios. David y Maruxa, del Camino Neocatecumenal, han relatado su experiencia de 18 años en la isla de Guam, donde han evangelizado y formado una familia numerosa. También el sacerdote comboniano Juan Antonio Fraile, misionero en el Congo, ha compartido su vocación misionera, resaltando la importancia de confiar en Dios y dejarse guiar por Él.
El cardenal Cobo ha despedido a los presentes invitándoles a no observar las vidas de los misioneros como turistas, sino a reflexionar sobre el significado de sus propias vidas. Ha instado a considerar la posibilidad de vivir con un propósito más profundo, inspirado por el ejemplo de los misioneros que entregan su vida al servicio de la Iglesia y de Dios.