El gran médico madrileño Carlos Jiménez Díaz no se merece el estado en que se encuentra la fuente que honra su memoria en la madrileña Plaza de Cristo Rey, entre la Fundación que lleva sus apellidos (Clínica de la Concepción) y el Hospital Clínico San Carlos.
La fuente hoy no es tal porque el agua no corre. La piedra está sucia, así como las esculturas que la custodian lo que suma otro feo para Juan de Ávalos y Taborda. Esperemos que, a quien le corresponda, repare los daños.

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