Dos años y un día y... ¿cuántos días más?

 Dos años y un día y... ¿cuántos días más?

Este miércoles, 23 de julio, concluyó una etapa en el maléfico calendario político que nos domina.

Porque se conmemoraban, es un decir, los dos años desde que se celebraron las elecciones más 'raras', también vamos a llamarlo así, de nuestra Historia democrática. Lo digo porque esas elecciones se convocaron contra el artículo 115 de la Constitución, porque quien ahora nos gobierna las perdió y porque convirtió la derrota en victoria a base de aliarse con aquel a quien nos había prometido traer preso. No resulta extraño, por tanto, que la sesión plenaria que el pasado martes 22 cerraba este curso político fuese un prodigio de incoherencias: por ejemplo, sus Señorías votando en contra de una medida, el reforzamiento del sistema eléctrico, que mucho conviene al país, mientras se lanzaban acusaciones como 'mafioso', 'corrupto' o hasta 'putero'.

Llevamos, hoy, dos años y un día de una Legislatura que nadie sabe muy bien cómo va a terminar. Con el Gobierno enzarzado en peleas intestinas sin cuento -por ejemplo, por el traslado del CNI a los dominios de Bolaños, con pérdida para el ministerio de Margarita Robles--, con el Ejecutivo inmerso en las protestas de los altos profesionales, los médicos, los jueces, los fiscales, una buena parte de los periodistas, de los diplomáticos, otra buena parte de la patronal, que no entiende nada de lo que pasa... ¿Sigo? Que, en este último pleno que marcaba el Ecuador teórico de esta Legislatura, el Gobierno de Pedro Sánchez -ausente en un viaje me parece que no imprescindible a Latinoamérica- se viese abandonado por Junts y por Podemos, dos teóricos aliados para que Sánchez mantenga su gobernación, me parece significativo. No, esto no puede durar mucho más.

Dos años y un día puede ser una condena muy larga, suponiendo que así se considere. Estamos, con la 'generación de la Zeja', tan complaciente con cosas que no podrían tolerarse ni silenciarse, preparando muy mal el camino de esa 'generación Z', que hoy tiene veintipocos años y que será la que nos gobierne en el reinado de Leonor I, si es que a este paso podemos garantizar siquiera que reinará, porque aquí todo es imprevisible.

Me resulta periodísticamente imposible, en un solo comentario, resumir todo lo malo -y algo bueno- que nos ha pasado y nos está pasando, de la mano de un Ejecutivo dividido y uncido solamente por la ambición de permanecer de un personaje que ama las alfombras rojas y los aviones privados, y también, en el otro lado, de la de una oposición que no acaba de encontrar su sitio; sin ir más lejos, creo que tendrían en el pasado pleno que haber apoyado las medidas de reforzamiento energético, aunque aún no nos hayan explicado el por qué del apagón de hace casi tres meses. El PP, atenazado por la sombra de la ultraderecha, no parece entender bien que la oposición consiste a veces en apoyar las cosas que benefician al país y combatir hasta la saciedad lo que le hace mal, por ejemplo el incumplimiento de la Constitución por el Gobierno, con su presidente a la cabeza.

Sí, yo creo que los notables 'de la Zeja', que no miran con suficiente atención la corrupción que ha estallado en esta Legislatura, aunque tengan perfecto derecho a apoyar cuestiones que a mí me parecen inaceptables, están, estamos todos quizá, prestando un flaco servicio a la 'generación Z', la de la princesa Leonor, la de nuestros hijos y nuestros nietos. Que el legislativo, buscando recuperar prestigio, conceda mucho más protagonismo a un puñado de ineducados faltones que se autocalifican de periodistas que a quienes lanzan sus groseras provocaciones desde el escaño me parece ya suficientemente indicativo de cómo y por dónde van los asuntos públicos en nuestro país.

Y Sánchez, ya digo, haciendo las Américas antes de hacer las Maretas (que no las maletas), nos gusta cuando calla porque está como ausente, aunque la semana próxima comparezca en una mini-rueda de prensa, ya les contaré, si me dejan con tanta mordaza de secretos oficiales. ¿Cuántas jornadas nos quedan así, tras haber superado el ecuador de los dos años y un día? No deberían ser muchas, y conste, se lo digo a los de la Zeja, que no tengo ninguna gana, ni lo procuro, de que 'la derecha' se instale en La Moncloa; no es eso, no es eso.

 

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