Urge dotar a la política de sentido moral. El desdén rayano en el desprecio, con el que el Presidente del Gobierno elude responder a las preguntas del líder de la oposición en el transcurso de las sesiones de control al Ejecutivo, degrada la función del Parlamento como institución clave del sistema democrático.
Pedro Sánchez se coloca en un plano de superioridad que resulta ofensivo. Nunca contesta ateniéndose a la cuestión y tiene por costumbre tratar de hacer oposición a la oposición con el asentimiento y regocijo lanar de la bancada de diputados del Grupo Socialista que le ríen las gracias. De claque los quiere Sánchez. Semejante espectáculo que se repite semana tras semana da idea del grado de servidumbre que aceptan sin rechistar.
El escenario no puede ser más penoso. En el último pleno, Alberto Núñez Feijóo preguntaba por un caso de acoso sexual que señalan a quien hasta hace dos días era un estrecho colaborador de Sánchez en La Moncloa -el caso Salazar- y el presidente se salió por la tangente hablando de "acoso laboral". ¿Qué pensarán en su fuero interno las diputadas socialistas cuando le han escuchado decir que en España el "acoso laboral" es estructural?. Burla las preguntas de la oposición y se burla de la inteligencia de los ciudadanos que puedan estar siguiendo las sesiones pero los suyos, en primer tiempo de secta, aplauden cuando no jalean sus intervenciones.
Ante las críticas del presidente castellanomanchego, Emiliano García-Page, -el único barón socialista que despliega autonomía frente a Sánchez- uno se pregunta por qué no encuentran eco, si no ya en el conjunto de la bancada socialista, cuando menos en alguno de los 21 diputados que representan a esa región. Cuesta entenderlo. Entender que se resignen a la condición de palmeros del jefe. En ese papelón quien destaca es el diputado vasco Patxi López, patético portavoz del Grupo Parlamentario, que transita por una senda de servidumbre que empaña la memoria de cuando desempeñó con probidad la presidencia del Congreso.
Siento curiosidad por ver qué dirán y qué harán algunos de los devotos feligreses del "sanchismo" cuando Pedro Sánchez sea olvido porque aunque cueste imaginarlo, también él pasará. La oleada de detenciones de personas del entorno "sanchista" relacionadas con presuntos casos de corrupción y las dimisiones bajo sospecha de acosos se diría que solo son el prólogo de lo que puede estar por venir.
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