El 'wokismo' huye de X

El 'wokismo' huye de X

Que alguien cierre la puerta al salir. Eso parecen decir los usuarios que todavía permanecen en X, mientras medios progresistas y personalidades 'woke' huyen despavoridos de una plataforma que ya no pueden dominar ni censurar a su antojo. La llegada de Elon Musk al timón de la red social, y con ella su insistencia en convertirla en un bastión de la libertad de expresión, ha hecho que las élites progresistas se atraganten con su propio dogma.

Lo irónico es que esta huida no es una retirada estratégica, sino más bien una especie de pataleta mal disimulada. Cuando las reglas ya no favorecen a los que se creen árbitros de la moral global, cuando el botón de "bloquear todo lo que no me gusta" desaparece, la única opción que les queda es marcharse.

Durante años, el 'wokismo' ha gozado de cartas blancas en redes sociales para moldear el discurso a su antojo. Todo bajo la noble excusa de combatir el "discurso de odio". ¿El resultado? Opiniones legítimas censuradas, usuarios suspendidos y un diálogo público manipulado a conveniencia. Pero claro, ahora que X se atreve a dar voz a todo el espectro ideológico, los que estaban acostumbrados a silenciar a los demás han perdido el control y, con él, su capacidad de imponer su visión del mundo.

Casos como el de The New York Times o The Guardian, que reducen su presencia en la plataforma bajo el pretexto de que "ya no es segura", son claros ejemplos de este berrinche colectivo. ¿Insegura para quién? Para ellos, obviamente. Para quienes ya no pueden moderar las conversaciones y excluir cualquier voz discordante.

La narrativa 'woke' lleva años tropezándose con una verdad incómoda: la mayoría de la población está cansada de su moral de plástico y sus políticas de cancelación. Campañas como la de Bud Light, que intentó alinearse con su discurso, no solo fracasaron estrepitosamente, sino que dejaron claro que el público no está dispuesto a comprar este juego hipócrita.

Pero en lugar de aceptar la crítica y participar en un debate honesto, prefieren refugiarse en sus burbujas, donde todo está filtrado y cualquier crítica se elimina antes de que toque la fibra de su delicada sensibilidad. La marcha de estos personajes y medios de X no es más que un reconocimiento implícito de que, sin censura, no tienen argumentos sólidos para defender su causa.

La libertad de expresión es un arma de doble filo, y eso es precisamente lo que estos adalides del 'wokismo' no toleran. Quieren libertad, pero solo para ellos. Quieren debate, pero siempre que el contrincante acepte perder de antemano. Por eso huyen de X, porque ya no pueden moldear el terreno de juego.

Elon Musk ha puesto fin a su monopolio narrativo, y eso les duele más que cualquier insulto. Les deja expuestos, vulnerables, sin la red de seguridad que durante años han construido a base de censura selectiva.

Así que, mientras se retiran con la excusa de que "el odio se ha apoderado de la plataforma", lo que realmente están diciendo es: "No podemos controlarlo, así que nos vamos". Que se vayan. Que sigan refugiándose en sus espacios protegidos. El mundo no necesita más dogmatismos ni censores disfrazados de justicieros.

Porque, al final, la libertad de expresión siempre encuentra su camino, y X se está convirtiendo en la prueba de que, cuando todas las voces pueden hablar, las más frágiles son las que no soportan el eco de la verdad.

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