El Vaticano está abierto a reformular la infalibilidad del Papa en aras de la unidad de los cristianos

El Vaticano está abierto a la posibilidad de reformular la infalibilidad del Papa con el objetivo de favorecer la unidad entre todos los cristianos. Esta propuesta se recoge en un documento de estudio del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, cuya publicación fue aprobada por el Papa Francisco en marzo pasado.
La Santa Sede se muestra dispuesta a revisar algunos dogmas establecidos en el Concilio Vaticano I, como la infalibilidad papal y la capacidad del Papa de definir dogmas sin error 'ex cathedra', que fueron promulgados en la Constitución 'Pastor Aeternus' en 1870. El texto, titulado 'El obispo de Roma', recoge también sugerencias derivadas de discusiones ecuménicas con otras confesiones cristianas. Estas propuestas incluyen la idea de una "limitación voluntaria" del poder del Obispo de Roma.
El documento sugiere que algunas enseñanzas del pasado estaban profundamente condicionadas por su contexto histórico. Propone que la Iglesia Católica busque nuevas formas y vocabulario que sean fieles a la intención original pero que se adapten al contexto cultural y ecuménico actual. Este texto ha sido trabajado desde 2020, coincidiendo con el 25 aniversario de la encíclica 'Ut unum sint' de Juan Pablo II.
En la redacción del documento han participado 46 consultores externos, además de funcionarios del dicasterio, expertos católicos y numerosos expertos ortodoxos y protestantes. También ha colaborado el Instituto de Estudios Ecuménicos del Angelicum.
El documento enfatiza la importancia de definir un modelo de "unidad en la diversidad" con la Iglesia católica. Sugiere que el poder del obispo de Roma no debería exceder lo necesario para su ministerio de unidad a nivel universal y propone una distinción más clara entre las diferentes responsabilidades del obispo de Roma. Esto incluye su ministerio patriarcal en la Iglesia de Occidente y su ministerio primacial de unidad en la comunión de las Iglesias, tanto de Occidente como de Oriente.
El texto también propone considerar cómo otras Iglesias occidentales podrían relacionarse con el obispo de Roma como primado, manteniendo una cierta autonomía. Asimismo, se sugiere una separación más clara entre las funciones patriarcal y primacial del obispo de Roma y su rol político como jefe de Estado. También se plantea poner un mayor énfasis en el ministerio del Papa en su diócesis de Roma, destacando el ministerio episcopal que comparte con otros obispos.
El documento valora que la cuestión del primado papal, a diferencia de las polémicas del pasado, ahora se ve como una oportunidad para la reflexión común sobre la naturaleza de la Iglesia y su misión en el mundo. La supremacía papal, definida en 1870 en el Concilio Vaticano I, ha sido un escollo en las relaciones ecuménicas con ortodoxos y protestantes, quienes consideran esta definición como una herejía. No obstante, el Vaticano aclara que el texto no pretende agotar el tema, sino ofrecer una síntesis objetiva de la discusión ecuménica sobre el tema.
El texto sugiere abordar conjuntamente el primado y la sinodalidad, destacando que no son dimensiones opuestas sino realidades que se apoyan mutuamente. También se hace un llamamiento a clarificar el vocabulario utilizado en estos contextos.
La comprensión y el ejercicio del ministerio del obispo de Roma entraron en una nueva fase con el Concilio Vaticano II, cuando la dimensión ecuménica se convirtió en un aspecto esencial. El documento subraya la necesidad de considerar seriamente las sugerencias de otras comuniones cristianas para contribuir al restablecimiento de la unidad de los cristianos.
Una de las propuestas del documento es una lectura renovada de los textos petrinos, que históricamente han sido un escollo entre los cristianos. La doctrina católica sostiene que la primacía universal del obispo de Roma fue instituida divinamente por Jesucristo, mientras que otras confesiones cristianas no están de acuerdo. Estas últimas reclaman una mayor valoración del contexto histórico que condicionó el ejercicio del primado en diferentes épocas y regiones.