Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y la Universidad de Alcalá (UAH) han demostrado que dos tipos de antibióticos ampliamente usados pueden adherirse a algunos microplásticos y luego liberarse parcialmente.
Los resultados abren la puerta a futuras investigaciones sobre el papel de los microplásticos como 'transportadores' de antibióticos entre distintos ecosistemas.
La Unión Europea, de hecho, tomó medidas en 2018 cuando estableció que algunos de estos contaminantes registrados en las aguas dulces debían ser seguidos de cerca.
Esta recomendación, unida a la evidencia de la presencia de microplásticos en la mayoría de los ecosistemas del planeta, llevó a investigadores de la Universidad de Alcalá (UAH) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) a estudiar los efectos que podrían estar causando en el medioambiente los microplásticos y los antibióticos.
Los resultados, publicados en la revista Chemosphere, señalan que los antibióticos estudiados (azitromicina y claritromicina) pueden adherirse a distintos tipos de microplásticos, especialmente a los microplásticos de poliestireno, y posteriormente liberarse parcialmente.
"Ya existían estudios previos mostrando que otros antibióticos podían adherirse e, incluso, posteriormente liberarse de los microplásticos, pero se trata de la primera investigación que demuestra que la azitromicina y claritromicina también pueden hacerlo. Esto es importante pues son dos de los antibióticos más ampliamente usados y sobre los que existen normas europeas", ha indicado la coautora Irene Verdú.
Lo anterior implica que los microplásticos que se encuentran en ambientes con altas concentraciones de antibióticos, como las depuradoras, podrían llevar adheridos antibióticos que luego podrían liberar en sus lugares de destino. Por tanto, podría transportar antibióticos a lugares donde antes no llegaban.