El asturiano protagonizó uno de los conciertos más multitudinarios del festival, con un repaso a dos décadas de carrera, momentos inesperados y un dominio absoluto del escenario.
Melendi convirtió el campo de rugby de la Universidad Complutense en un hervidero musical durante su actuación en el Festival Jardín de las Delicias. La noche del viernes, miles de personas abarrotaron el recinto en uno de los conciertos más esperados del fin de semana. El artista asturiano no defraudó: ofreció un directo largo, variado y emocional, enmarcado en su actual gira de 20 años de carrera, pero con guiños especiales que lo distinguieron de otras paradas.
La velada comenzó con su habitual energía, pero no tardaron en llegar las primeras sorpresas. Melendi se acercó al público como pocas veces lo ha hecho en esta gira. Literalmente bajó del escenario y cantó pegado a la valla frontal, buscando el contacto con los seguidores de primera fila. Un gesto de cercanía que desató la ovación general y marcó el tono emocional de todo el concierto.
El repertorio, aunque anclado en su tour conmemorativo, incluyó canciones no habituales en otras ciudades. Sonaron “Tan tonto como tú” y “Como el agua y el aceite”, dos temas que muchos asistentes no esperaban oír en directo. También sorprendió al omitir “Gracias por venir”, el tema que suele reservar para el final de sus conciertos y que aquí no interpretó.
Uno de los rasgos más llamativos de Melendi en directo es su capacidad para leer y controlar al auditorio. En esta ocasión, lo demostró con claridad: al detectar una actitud conflictiva entre un grupo de jóvenes, no dudó en llamar la ateción durante el show y reprenderlos en público por molestar a otros espectadores.
También se vivieron los habituales episodios de desmayos y mareos entre el público, provocados por la alta densidad de asistentes y la emoción del directo. Como ya es costumbre en sus actuaciones, Melendi detuvo la música en varias ocasiones para garantizar la atención de los sanitarios y pedir espacio. Su reacción, calmada y empática, volvió a demostrar su experiencia sobre Las Tablas.
La compenetración con la banda, la potencia vocal y una selección de clásicos como “Destino o casualidad”, “Caminando por la vida” o “Cheque al portamor” mantuvieron al público en pie durante más de hora y media. La mezcla de temas íntimos y ritmos festivos reafirmó el sello melódico y lírico que ha definido su carrera desde los inicios.
El concierto de Madrid tuvo un sabor especial, tanto por el marco del festival como por la conexión emocional con un público entregado desde el primer minuto. A diferencia de otros conciertos de la gira, en el Jardín de las Delicias se percibió una intensidad mayor en cada canción, amplificada por el entorno universitario, el aire libre y la energía colectiva de los miles de seguidores presentes.
Melendi, que ha sabido evolucionar sin perder su esencia, ofreció un directo que funcionó como homenaje y, a la vez, como renovación. En medio de una gira que pasa revista a su historia, el concierto del Jardín de las Delicias fue también una promesa de futuro. La emoción contenida en temas recientes y la respuesta del público confirmaron que su vínculo con Madrid sigue más vivo que nunca.
Con esta actuación, el artista reafirmó su posición como uno de los grandes referentes de la música en español. No solo por su repertorio, sino por su forma de estar en el escenario: cercano, comprometido y con una autoridad que se ejerce desde el respeto. Una noche para el recuerdo que quedará en la memoria del festival y de quienes la vivieron desde dentro.