Crítica de 'Noé'

Crítica de 'Noé'

Una historia bíblica en época de Semana Santa, quizás no sería lo más recomendable para estos momentos de descreimiento general en la bondad de las personas, o sobre todo en los representantes que rigen la sociedad. Pero, en la película al menos podemos observar las interpretaciones logradas de actores interesantísimos como Russell Crowe, Jennifer Connelly, Emma Watson, Anthony Hopkins o Ray Winstone, y también Nick Nolte poniendo la voz al jefe de los Vigilantes.

Dada la complejidad de tratar los relatos bíblicos de forma atractiva para los no creyentes, me proponga hacer una pequeña historia sobre algunos hechos relativos a la Humanidad, en general. La existencia del Hombre está científicamente comprobada como un proceso evolutivo, dada la cantidad de restos óseos encontrados en las diferentes capas de estratos en el subsuelo. Mediante la datación química se comprueba la edad aproximada en millones de años de los distintos seres y se relaciona el desarrollo evolutivo de los mismos. Aquellos seres primitivos se irguieron sobres su dos patas posteriores y se distinguirían de otros contemporáneos antediluvianos por una característica diferenciadora, su crecimiento craneal y la inteligencia. La Tierra tenía un nuevo ser dominante, con un cerebro mayor al resto de los animales.

El lenguaje y la escritura produciría esta expansión con la comunicación entre semejantes, historias de ancianas tribus en vasijas contenedoras de papiros, se hallarían muchos años después, en cuevas conocidos como los Manuscritos del Mar Muerto, Nag Hammadi, Qumrán (Cisjordania) y otros países como Egipto. Historias en hebreo, arameo o griego fascinantes sobre seres de edades desconocidas en la actualidad (como Matusalem o Noah), con sus interpretaciones de vidas no vividas por ningún contemporáneo, y por tanto, difícilmente certificadas.

Un acontecimiento generador de vida, se produce como una explosión creadora o Dios (según los creyentes) y aquella chispa produciría el comienzo del Universo conocido como idea del hombre para dar explicación al momento de la Creación. La mente mortal se aferra a las creencias como dogma de vida, unos científicamente a través de la evolución de las especies y el Big Bang, otros mediante la fe y la idea de un Ser Hacedor de la Tierra, los animales y el hombre a su imagen y semejanza. Pero, ¿cuál es esta imagen? La duda es la respuesta.

Aquellas palabras halladas fueron interpretadas por hombres religiosos, y se fundaron las distintas religiones, judaísmo, islamismo o cristianismo. Todas recogidas según sus diferentes posiciones en un Libro o Antiguo Testamento, que los judíos incluirían el texto apócrifo de Enoc, dónde coexisten los seres llamados Vigilantes o ángeles caídos, para ayudar a los hombres. Los cristianos se reunieron para incluir otros escritos posteriores o evangelios, versiones más o menos creativas o evolucionadas de nuestros ancestros. Interpretaciones que me llevan a recalcar esta historia como una película de ciencia ficción (según mi parecer), y como un director americano de origen hebreo, se adentra atrevidamente en aquellos escritos para conformar la idea de Noah o Noé.

Es Darren Aronofsky junto al guionista de La Fuente de la Vida, Ari Handel. Gran creador de arte y películas con amplio recorrido antropológico y misteriosamente religioso, cuyo comienzo se revelaría en un número controlador del bien y el mal, denominado Pi. Su versión libre del Gran Diluvio, confiere divergencias entre las diferentes culturas, entre ellas la ocultación nominativa y bíblica de las mujeres como fuente de vida. Esas primeras habitantes que se unieron a los hombres, para multiplicarse y formar las distintas familias o razas.

La matriz oculta de la concepción humana, formó las discrepancias de la actual sociedad, la infinidad de guerras en nombre de la religión, el horror deshumanizador. Diferentes y divagadores puntos de vista, polémicos. Como Aronofsky y su filme.

En mi caso, observo a Noé como una película de sci-fi. Una entretenida interpretación de siglos de caos y violencia humana, de interpretaciones de textos con licencias poéticas y personajes desarrollados por un director cinematográfico. Manteniéndome al margen de polemizar más allá del proceso de escritura de un guion y el rodaje de secuencias en orden aleatorio. Como los sueños divagadores de una mente evolucionada y creativa.

Noé, la película de Darren, es un papiro puesto en movimiento con grandilocuencia bíblica, pensamientos personales sobre la evolución con técnicas cinematográficas. Hombres con apariencia de descendientes de Adán y Eva, los primeros primates pensantes en lucha por la conquista de una charca, efectos especiales emergiendo de una sopa llamada cine. Un Big Bang del realizador y sus acólitos, como ángeles caídos a los que reverenciar o hacer culpables de los pecados del mundo de la Gran Pantalla. Mujeres recuperadas de aquel territorio incipiente, por un Dios llamado Aronofsky (u otros superiores como Wilder o Hitchcock). La Creación a 24 fotogramas que ya no lo son, debido al avance cerebral. El gran misterio aún por descubrir, un viaje a través de la ciencia, la tecnología o la Fe.

¡Qué gran misterio es el cine... y el Hombre!

* Buena

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